Page 32 - ALEJANDRA
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Cuando  lo  miro  no  supo  que  hacer,  con  el  dinero  en  la
               mano  giro  su  cabeza  para  todos  lados  dentro  de  la
               habitación  como  si  buscara  a  alguien  para  preguntar  de
               quien  era  ese  dinero  que,  por  supuesto  a  ella  no  le
               pertenecía  y  del  que  no  podía  dar  explicación  alguna,  del
               porque  estaba  dentro  de  su  bolsa  de  compras,  con  la
               que  llego  a  casa.  Era  imposible  saberlo,  nadie  le  creería
               que  no  lo  tomo  de  algún  lugar,  tampoco  podía  decir  que
               era  un  regalo  del  cielo,  pero  por  si  las  dudas  sería  mejor
               guardarlo  en  un  lugar  seguro  antes  de  que  algo  más  raro
               pasara.


               Mientras  se  paseaba  en  la  habitación  buscando  una
               explicación,  le  vino  a  la  cabeza  la  imagen  de  aquel  joven
               que  entonces  había  chocado  con  ella  en  la  esquina  del
               mercado  en  donde  fue  a  hacer  las  compras  para  comer
               algo.  ¡Claro!  ¡Por  supuesto!,  como  es  que  no  lo  pensó
               antes,  aquel  joven  que  choco  con  ella  obviamente  era
               un  ladrón,  quizás  en  aquella  escena,  antes  de  salir
               corriendo,  había  dejado  sin  que  ella  lo  supiera  y  sin  que
               se  diera  cuenta,  el  dinero  metido  dentro  de  su  bolsa  del
               mercado.  Y  ahora  qué  haría  ella,  a  quien  acudiría,  ¿sería
               posible  acaso  que  el  ladrón  la  siguiera  hasta  su  casa?  ¿Y
               si  el  ladrón  quisiera  volver  por  el  dinero,  ¿a  quién  le
               pediría  ayuda?  ¿Cómo  se  zafaría  de  aquella  situación?

               Todo  se  había  vuelto  peor  de  lo  ella  esperaba,  solo
               quería  una  vida  tranquila,  aunque  en  la  pobreza  esta
               fuera,  pero  ahora,  con  un  dinero  que  no  le  pertenecía  y
               con  un  ladrón  que  seguramente  volvería  por  lo  suyo,  el
               desayuno  y  almuerzo  no  tendrían  sabor  a  nada  más,  que
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