Page 39 - TÚ SERÁS
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Tú serás


             mis padres no lo veían muy claro pero sabían en el fondo que yo me iría de
             allí, así que mejor casada con un millonario francés que sola a la aventura.

               Recién  casados  nos  instalamos  en  París,  me  fascinó;  los  boulevards,  los
             cafés, la moda…y sobre todo el arte. Allí podía pintar, si en Madrid pasaba el
             día en el Prado, en París descubrí el Louvre y la plaza del Tertre. Philippe se
             dedicaba a los negocios familiares, la familia Armagnac era muy importante

             conveniencia, nos queríamos mucho y éramos buenos amigos, pero no era un
             amor de pareja, siempre he pensado que ambos nos utilizábamos para nuestros


               Mi  vida  era  muy  cómoda,  sin  preocupaciones,  transcurría  entre  París  y
             Londres, alguna visita a Madrid y los veranos en el palacete que la familia
             tenía en la Toscana, cerca de Siena. Fue donde descubrí mi otra gran pasión
             los caballos, una lástima no haber podido participar en el Palio, quizás por
             eso, entre otras cosas que no voy a desvelar, decidí pintar el drapellone.

               Todo  sucedió  allí  de  repente,  en  el  verano  de  1963.  Mi  amiga  Julia,  su
             marido y su hijo habían venido a pasar unos días con nosotros en Italia. Una
             tarde mientras las dos paseábamos junto al lago vino Philippe con unos de sus
             socios, quería ver mis pinturas. Quedó fascinado, no con mis obras, si no con
             las copias que hacía, también él decía que eran perfectas.

               Lo  que  comenzó  según  creía  yo  siendo  un  juego,  acabó  siendo  un  gran



               No quiero aburrirte con datos, Laura, sólo estoy haciéndote un regalo acerca
             de quien soy, tal vez haya otra ocasión para contarte como eran los negocios,
             aunque  lo  dudo  y  además  lo  sabes  de  sobra  con  las  investigaciones  de  la

             todas.


               Si te diré que Julia y su marido, Eduard Tudor, se quedaron a trabajar con
             nosotros y a lo largo de los años mucha gente que te sorprendería saber; el
             dinero todo lo puede y si además hay intriga y clandestinidad atrae a todo tipo

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