Page 177 - Libro Catecumeno
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Lectura 1: Deut 6,1-7: “Escucha Israel: amarás al Señor con todo tu corazón”.
                   Salmo responsorial: Sal 18: Señor, en tus palabras hay vida eterna.
                   Lectura 2: Rm 10,8-13: “Si proclamas con tu boca que Jesús es el Señor, y
                      crees en tu corazón que Dios lo ha resucitado, te salvarás”.
                   Evangelio: Mt 16,13-18: “Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”.
                   •  Sigue la homilía, en la que el celebrante, a partir de los textos bíblicos, expli-
                      ca el significado y la riqueza de nuestra fe y del Símbolo que será profesado
                      el día del Bautismo.
                   •  Después de la homilía, los elegidos con sus padrinos y madrinas se ponen
                      de pie delante del celebrante.
                2. Entrega del Credo

                   •  Después de la homilía, el diácono o el celebrante dice:
                   Diac/Cel. Acérquense los elegidos, para recibir de la Iglesia el
                   Diac/Cel.
                Símbolo de la fe.
                   •  El celebrante les habla de este modo:
                   Celebrante:
                   Celebrante: Queridos hermanos, escuchen las palabras de la
                fe, por la cual recibirán la salvación. Las palabras son pocas, pero
                ustedes ya saben que contienen grandes misterios. Recíbanlas y
                guárdenlas con sencillez de corazón.
                   •  A continuación el celebrante empieza a proclamar el Símbolo o Credo; pue-
                      de proclamarlo él solo o juntamente con la comunidad de los fieles.
                   Creo en Dios,
                   Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra.
                   Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
                   que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
                   nació de santa María Virgen,
                   padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
                   fue crucificado, muerto y sepultado,
                   descendió a los infiernos,
                   al tercer día resucitó de entre los muertos,
                   subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios,
                   Padre Todopoderoso.
                   Desde allí, ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
                   Creo en el Espíritu Santo,
                   la santa Iglesia Católica,
                   la comunión de los santos,
                   el perdón de los pecados,
                   la resurrección de la carne
                   y la vida eterna. Amén.





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