Page 212 - Libro Catecumeno
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sacramento con el que renacen, muy acertadamente se antepone al Bautismo
                        el gesto de cada uno de los elegidos, por el que, como en la primera alianza de
                        los patriarcas se prefiguraban, así ahora éstos renuncian totalmente al pecado
                        y a Satanás, y se abrazan al misterio de la Trinidad. Con esta profesión, hecha
                        ante el celebrante y la comunidad, manifiestan la voluntad, madurada durante
                        el tiempo del catecumenado, de entablar una alianza nueva con Cristo. En esta
                        fe, que, transmitida por la Iglesia según el designio divino, han abrazado, son
                        bautizados los adultos.
                     212. La unción con el Óleo de los catecúmenos tiene lugar entre la renuncia y la
                        profesión de fe, pero por necesidades pastorales según la oportunidad litúrgica
                        puede anticiparse (cfr. nn. 206-207). En este caso, atiéndase a significar por
                        ella la necesidad de la fortaleza divina, para que el que va a ser bautizado, a
                        pesar de las ataduras de la vida pasada, y superando la oposición del diablo,
                        dé con decisión el paso de profesar la fe, y la mantenga sin desmayo a lo largo
                        de toda su vida.
                    Monición del celebrante
                    Monición del celebrante
                     213. Antes de empezar las letanías, los que van a bautizarse con sus padrinos y
                        madrinas se acercan a la fuente bautismal, ante la cual se detienen, sin impedir
                        la visión a los fieles. Pero si son muchos los que van a ser bautizados, pueden
                        trasladarse a la fuente bautismal mientras se cantan las letanías.
                     El celebrante se dirige a los presentes, y les hace esta o parecida monición:
                    Celebrante: Queridos hermanos  y hermanas,  pidamos  con
                    Celebrante:
                  insistencia la misericordia de Dios, Padre omnipotente, en favor de
                  estos siervos de Dios N. y N., que piden el santo Bautismo.

                    A ellos, a quienes él ha llamado y ha conducido hasta este
                  momento, les conceda con abundancia luz y vigor para abrazarse a
                  Cristo con fortaleza de corazón y para profesar la fe de la Iglesia. Y
                  que les conceda también la renovación del Espíritu Santo, que con
                  insistencia vamos a invocar sobre esta agua.
                    Letanías de los Santos
                    Letanías de los Santos
                     214. Después se cantan las letanías, en las que se pueden añadir algunos nom-
                        bres de Santos, especialmente el del Titular de la iglesia o de los Patronos del
                        lugar, y de los Patronos de los que van a ser bautizados.
                     Señor, ten piedad.        Señor, ten piedad.
                     Cristo, ten piedad.       Cristo, ten piedad.
                     Señor, ten piedad.        Señor, ten piedad.
                     Santa María, Madre de Dios,  ruega por nosotros.
                     San Miguel,               ruega por nosotros.
                     Santos Ángeles de Dios,    rueguen por nosotros.
                     San Juan Bautista,        ruega por nosotros.
                     San José,                 ruega por nosotros.




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