Page 222 - Libro Catecumeno
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3. PALABRA QUE NOS ILUMINA

                     Qué significa orar
                  •  Qué significa orar
                    Orar es hacer experiencia de encontrarse con el Señor. Es “tratar como
                  amigos con Aquél que bien sé que me ama”, decía Teresa de Jesús.


                     Mateo 6
                       6 Cuando tú vayas a orar, entra en tu habitación, cierra la puerta y reza a tu
                     Padre a escondidas. Y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.
                       7 Cuando ustedes recen no sean charlatanes como los paganos, que piensan
                     que por mucho hablar serán escuchados.  No los imiten, pues el Padre de
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                     ustedes sabe lo que necesitan antes de que se lo pidan.


                    •    ¿Dónde y cómo se hace oración, según Jesús? Notar los detalles…
                    •    ¿Con qué palabras? ¿Muchas o pocas?
                    •    Comenten el versículo final: “El Padre sabe lo que necesitas”.
                    ¡Muy interesante lo que dice Jesús! Para algunos orar es como ir a
                  convencer o exigir a una persona que necesito tal o cual cosa, como
                  cuando pedimos un permiso difícil… Jesús afirma que “el Padre ya
                  sabe lo que necesito”. Quiere decir que estoy frente a Alguien que me
                  conoce hasta el fondo, que me mira con cariño y se interesa de mí…
                    ¿Para qué orar, entonces? Simplemente para estar con mi Padre:
                  conversar bonito con él, escucharlo, contarle mis cosas.
                    Los evangelios refieren cantidad
                  de experiencias de encuentro con
                  Jesús. En momentos quizás breves,
                  se sintieron profundamente amados,
                  supieron que Dios estaba cerca, que
                  los abrazaba con su misericordia y les
                  daba una nueva oportunidad. Así lo
                  vivieron Zaqueo y Leví, Pedro y Juan,
                  María de Betania y María de Magdala,
                  el muchacho de los panes… etc.

                    En la oración podemos tener una experiencia parecida:
                  encontrarnos con Jesús en la fe. Nos ponemos en sintonía con
                  Él, y poco a poco aprendemos a gustar de esos espacios en los
                  que sabemos que él está cerca; esos momentos nos iluminan, nos
                  pacifican, nos ayudan a ver más claro. Nos fortalecen.



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