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improvisación emergente, necesario por
supuesto, pero que discute con la dignidad y las
garantías sanitarias que debiera tener cualquier
sociedad para socorrer a sus enfermos. Es
evidente, nos estancamos por catorce años, los ex
miembros del ejecutivo y los actuales
asambleístas, hoy son denunciados, no por una
persona, sino por esta dramática crisis sanitaria
que no se sabe que desenlace tendrá.

Por lo pronto, todavía vemos la penosa y a la vez
heroica lucha de los profesionales de la salud,
trabajadores de hospitales con ínfima protección
sanitaria, policías, bomberos, militares en las
calles y carreteras con uniforme común y
corriente y un minúsculo y deficiente
equipamiento sanitario. Indudablemente que la
enfermedad del corona virus, hace que se cumpla
el refrán, “No hay mal que por bien no venga”, ya
que gracias a este mal “importado”, se puede
demostrar objetiva y concretamente que los
discursos grandilocuentes con los que describían a
una Bolivia como un país económicamente
estable, sólido y con grandes avances en todos los
ámbitos, sólo era una retórica mediáticamente
agrandada que se desmorona diariamente por
cada suceso que vemos.

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