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presidencia a Carlos Julio Arosemena Monroy, hasta
entonces vicepresidente de Velasco Ibarra. Su
gobierno de «concentración nacional» tuvo
expresiones antiestadounidenses que le costaron el
cargo. Expidió leyes fiscales y estableció el
decimotercer sueldo. También inauguró el puerto
marítimo de Guayaquil. En julio de 1963, los militares
derrocaron al presidente y una junta militar de
Gobierno asumió el mando.
La junta militar de Gobierno de 1963
El Gobierno militar buscaba evitar el avance del ejemplo cubano controlando las
expresiones públicas izquierdistas. Apoyó la Alianza para el Progreso, como
herramienta de modernización. Puso en ejecución el Plan General de Desarrollo y creó
la Ley de Carrera Administrativa, que garantizaba estabilidad a los trabajadores
públicos. Puso bases para el desarrollo industrial: creó la Corporación Financiera
Nacional, la Comisión de Valores y dictó las leyes de fomento industrial, fomento
turístico y de la pequeña industria y artesanía. Dictó la primera ley de reforma agraria y
creó el Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria (IERAC).
El pueblo se levantó en protesta pidiendo el regreso a la constitucionalidad y fue
reprimido con dureza. El malestar generó un paro general que causó la renuncia de la
junta de gobierno. Se encargó interinamente la presidencia a Clemente Yerovi
Indaburu.
Dos interinazgos
Yerovi se hizo cargo de la presidencia por ocho meses en
1966. Su gobierno se concentró en estabilizar la economía y en
planear el retorno al régimen constitucional.
La Asamblea Constituyente escogió a Otto Arosemena Gómez
como presidente interino y dictó la decimosexta Constitución.
En los veintiún meses de gobierno se construyeron el puente
sobre el río Guayas y obras portuarias en Manta, se prosiguió
con el Plan Vial de la Junta Militar y se construyeron escuelas y
colegios. También comenzó la explotación petrolera. Arosemena entregó el mandato a
Velasco Ibarra, elegido por los ciudadanos.La quinta presidencia de Velasco Ibarra
El último mandato de Velasco fue agitado y hubo protestas
callejeras de distintos sectores. Para apoyar a los exportadores,
el Gobierno devaluó el sucre, lo cual agudizó el malestar popular.
Dentro del programa de integración andina, se firmó una
resolución sobre inversión extranjera.
Ante las protestas y, con el apoyo de las Fuerzas Armadas,
Velasco se declaró dictador y prometió terminar su mandato en
1972. El proceso de elecciones de ese año presentó dificultades
por la posible sucesión.