Page 40 - Revista Octubre
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Pintura



           MASHPI ORTEGA MAILA

           Al  abrigo  del  calor  que  penetra  el  poro,  la
           contemplación  de  la  naturaleza  ,  se  vuelve  una

           necesidad  porque  todo  lo  que  rodea  el  ayllu  es  el
           multicolor  encendido  de  la  tierra,  de  una  Pacha

           Mama  pródiga  en  color  y  armonía,  y  es  aquí  en  el
           centro de la tierra ,en las selvas, en el bosques, en la

           panta que parece por los ojos tomarse, el cuerpo, el
           alma y el espíritu , que el genio del artista se plasma
           en la ontananza predilecta del destino de ser heredero

           de  los  araghuikuk,  los  poetas,  los  cantores  ,  los
           artistas,  los  que  a  fuerza  de  sensibilidad  podían

           simplemente  con  un  rasgo,  un  trazo  de  su  piel
           ,entregar a los dioses su arte cargado de lo que ellos
           le  dan  al  hombre,  su  bondad  y  su  riqueza,  en  los

           frutos  de  la  tierra,  en  las  aves  que  alegran  con  su
           canto que entristecen con sus trinos que dan la vida

           al  mundo  en  un  continuo  ir  y  venir  de  la  chakana
           cargada de vida y de color.

           Es  en  Mashpi  donde  el  Maestro  Cristóbal  Ortega
           Maila, fiel a sus creencias a sus instintos naturales, al

           llamado  de  la  tierra  y  de  la  vida,  obedece  con  su
           saber  originario  de  los  grandes  yachaks  el  llamado
           ancestral y se aleja de los grandes coricanchas, de los

           templos  dedicados  al  dios  Sol,  para  recargar  su
           espíritu y su alma con la energía salida del bosque,

           de las cascadas de los pájaros, de los colibríes, de los
           osos  ,  los  venados,  las  serpientes,  los  búhos,  del

           poder  del  que  todo  lo  da,  del  gran  Huairacucha  ,
           Taita Viracocha mismo vive por estos lados, en las

           plumas  de  los  pájaros  multicolores,  en  los  ojos  del
           búho sabio, en la piel de la serpiente, en la fuerza del
           oso , en la prudencia del venado, en la vista taciturna

           del  ave  que  remonta  las  montañas  ,de  los
           curiquingues,  de  los  gavilanes,  allí  se  recarga  la

           energía del diario devenir para acudir al templo con
           el  bagaje  del  conocimiento  entregado  en  la

           contemplación de la ayahuashca sagrada que conecta
           el alma con el bosque
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