Page 132 - 8º BÁSICO
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maTeriaL ComPLemenTario de La unidad 3







                                              La lucha a favor del Reino


                                              Para remediar esta ruptura, Dios mismo buscó su
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                                              reparación proponiéndoles a los hombres una Alianza
      Unidad 3                                sellada con la fe, condición necesaria para la unidad. Por
                                              eso, como has estudiado en años anteriores, Dios llamó
                                              a Abraham y, tras él, siguió llamando a otros elegidos, en
                                              tanto iba constituyendo un pueblo que sirviera de testigo
                                              y portavoz para todas las naciones. Isaac, Jacob, Moisés,
                                              David, fueron algunos de estos protagonistas.


                                                 “Ustedes son mis testigos –palabra del Señor– y mis
                                                 siervos a quienes elegí, para que me conozcan, me
                                                 crean y entiendan quién soy yo: Yo soy el Señor, y
                                                 fuera de mí no hay salvador”.
                                                                                                 Is 43, 10

                                              Si Dios hizo de Israel un pueblo elegido, era para
                                              manifestarse al mundo a través de él y reunirlo nuevamente
                                              en su alabanza. La promesa de salvación fue siempre,
                                              desde Abraham, para todo el mundo. El rol de Israel era ser
                                              fiel y mostrar a las naciones la existencia del único Dios.
                                              Sin embargo, tras sus propias infidelidades, el pueblo judío
                                              supo que debía venir “uno” que se encargara de unificar
                                              al mismo Israel y al resto del rebaño que está entre las
                                              naciones, uno que permitiría que Sión se convirtiera en la
                                              madre de todas las demás naciones.
                                              Esta certeza la expresa bellamente el profeta:

                                                 “Escuchen pueblos, la palabra del Señor,
                                                 anúncienla en las islas remotas:
                                                 ´El que dispersó a Israel lo reunirá,
                                                 lo guardará como un pastor a su rebaño...´
                                                 Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
                                                 afluirán hacia los bienes del Señor:
                                                 hacia el trigo, el vino y el aceite,
                                                 y los rebaños de ovejas y de vacas;
                                                 su alma será como un huerto regado,
                                                 y no volverán a desfallecer.
                                                 Entonces se alegrará la doncella en la danza,
                                                 gozarán los jóvenes y los viejos;
                                                 convertiré su tristeza en gozo,
                                                 los alegraré y aliviaré sus penas”.
                                                                                      Jr 31, 10-14
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