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Los enemigos deL ser humano
El mal en el mundo
Profundicemos
El problema del mal
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Hay muchas personas que hacen el bien sirviendo a los
demás. Pero se difunden siempre más las desgracias, tanto
Unidad 3 naturales como causadas por el hombre. El mal está en
todos lados: violencia, mentiras, avaricia, egoísmos, distintas
realidades que dejan heridas en millones de personas.
Si miras dentro de ti, descubrirás impulsos que no logras
dominar, tendencias contra tu querer, impulsos que te llevan
a hacer el mal que no quieres y no hacer el bien que deseas.
Si te preguntas por el origen y sentido de este desorden,
estás planteándote el problema del mal. Este se expresa de
dos maneras:
Desde dentro del corazón humano
La libertad es una facultad que Dios concedió a los seres
humanos, es entendida como la capacidad de hacer o no
hacer el bien evidenciada en nuestra conciencia. La libertad
Caída del Hombre, pecado permite al hombre construirse como persona. Esta libertad
original y expulsión del Paraíso
(Fragmento), Miguel Ángel, 1509. ha sido dañada por el mal uso que de ella ha hecho el
Capilla Sixtina, Roma. hombre cuando se ha rebelado contra el bien y la verdad
de Dios. Esta opción contra el amor de Dios que habla en
la conciencia, se llama pecado. Cada persona, con los
recursos que tiene, opta. Cuando lo hace contra el amor, esta
desfiguración se llama mal.
Desde fuera del corazón humano
Otra fuente del mal se encuentra en un ser oscuro y ciego en
su ira contra el plan de Dios. El demonio es un ser espiritual,
corrompido por su propio orgullo, que busca destruir a las
personas mediante las tentaciones, que son insinuaciones
para que ellas libremente rechacen a Dios. Busca que el
hombre, “libremente”, se rebele, individual y colectivamente,
contra el plan de Dios, para así condenarse como él. Por ello,
siendo un factor externo, el demonio también causa el mal.
Eso fue narrado de la siguiente manera por autores judíos:
“La serpiente era más astuta que todos los animales salvajes que Dios, el Señor,
había creado y le preguntó a la mujer:
–¿Así que Dios ha dicho que no coman del fruto de ningún árbol del jardín?
La mujer contestó:
–Podemos comer el fruto de cualquier árbol, menos del árbol que está en medio
del jardín. Dios nos ha dicho que no debemos comer ni tocar el fruto de ese árbol,
porque si lo hacemos, moriremos.
Pero la serpiente le dijo a la mujer:
–No es cierto. No morirán. Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman del fruto
de ese árbol podrán saber lo que es bueno y lo que es malo, y entonces serán como
Dios.”