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quiero que Me perdones
Convicción y tolerancia para una sana discusión
Interpelación
el amor siempre triunfa
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Mi chofer, dijo Margarita, es un ex niño soldado. un día
Unidad 3 viajaba a Tanzania cuando me encontré por el camino
en mitad de la selva con un joven de 17 años que tenía
un arma. Me obligó a detener el coche y pidió
que me arrodillara. Entonces le dije: “No, hijo
mío, ninguna madre en el mundo se arrodilla
delante de su hijo, menos aún cuando tiene
un arma”. Y añadí: “Vete a preguntar a la
persona que te dio el arma dónde están sus
hijos, tal vez estén estudiando en el extranjero,
quizás en Bruselas, Montreal o en París”. Lo
miré y vi que estaba llorando. Le dije: “Tira
esa arma y ven conmigo, te voy a dar una
identidad, una dignidad, y serás mi chofer”.
Hace diez años que es mi chofer, es padre de
familia, está casado y tiene dos hijos.
“He venido a dar testimonio de que el amor
siempre triunfa. No hay nada que pueda
impedir que amemos. recuperemos nuestra
identidad de hijos de Dios y triunfará la alegría
en todo el mundo. Porque hay quienes mueren
por exceso de comida mientras otros mueren por
falta de alimento. Lo que mata a algunos podría
salvar a otros”.
Margarita Barankitse
Para reflexionar
¿En qué se parecen estas palabras a lo dicho por Jesús en los Evangelios? ¿Por qué?
Quizás para ti o tus compañeros un pequeño gesto sea
el gran sacrificio que debemos realizar para salvaguardar
la paz y crear un espacio agradable en el curso o en el
colegio. Podemos cambiar la vida de una persona con una
“sonrisa amable”, un “gracias”, un “te quiero”, o tal vez “yo
me ofrezco” o “yo te ayudo”. Tales gestos pueden iniciar
una cadena de milagros.