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El primer arte cristiano
El primer arte cristiano
Las primeras manifestaciones artísticas cristianas surgen en las catacumbas. Se decoraron sus paredes y techos con escenas de la
Sagrada Escritura que proclaman la esperanza cristiana de una vida eterna. Entre las más antiguas representaciones se encuentran,
por ejemplo, Daniel entre los leones (Dan. 6, 9-8, 14), Jonás devorado por el pez (Jon. 2, 1-11) o la escena del Nuevo Testamento de
la resurrección de Lázaro (Jn. 11, 1-57).
A Jesucristo, en un principio, se le representa por medio de símbolos o alegorías, porque se temía que las representaciones del Señor
no tuvieran la dignidad que corresponde al Hijo de Dios.
Muchos de los símbolos del primer arte cristiano han permanecido a lo largo de la historia.
El crismón
La representación más difundida es el anagrama, formado por las dos inicia-
les del nombre de Jesucristo en griego: X (ji) y P (ro), enlazadas, que recibe
el nombre de crismón. Suelen acompañarlas la primera y la última letras
del alfabeto griego (alfa y omega), símbolos de principio y fin, es decir, de
eternidad, para representar a Cristo. A estas letras se solía añadir la cruz y
todo ello era encerrado en un círculo. En este signo existe un simbolismo
cosmológico: la rueda solar, que se asocia directamente con la idea de
Cristo. La combinación del círculo con el monograma y la cruz, se convier-
te en un símbolo complejo en el que se habla de un Cristo como síntesis
espiritual del universo, como la luz que alumbra las tinieblas del paganismo
grecorromano, sobre las que finalmente triunfa. El crismón sería ampliamen-
te utilizado en el arte medieval, tanto en el románico como también en el
gótico.
El cordero
Mención especial merece el cordero, símbolo de la bondad y mansedumbre, por
su entrega, su abandono y su humildad, muy utilizado desde el siglo V d. C. y
que a veces aparece colocado sobre un pequeño monte, que representa el Calva-
rio. Este símbolo tenía un fundamento en las palabras de Juan el Bautista acerca
de Jesús: “He aquí el cordero de Dios”. Y en las profecías del Antiguo Testamento
sobre la pasión: “Como un cordero fue llevado al matadero” (Is. 53, 7).
Sobre todo representaba la relación entre la Pascua judía, centrada en la comida
del cordero pascual, y la nueva Pascua cristiana, fundada en la pasión, muerte y
resurrección de Cristo.
Por lo tanto, ha sido un símbolo
tradicional en la iconografía y en
la liturgia católicas. Con frecuencia
lo vemos grabado o pintado en los
lugares y objetos de culto, bordado
en los ornamentos sagrados o
esculpido en el arte sacro hasta el
presente.
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RELIGIÓN 1º MEDIO • UNIDAD 3