Page 82 - LIBRO DE RELIGION 2° MEDIO
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L o s   B e n e d i c t i n o s


               Los Benedictinos






                                         Ora et labora
                                         Desde los primeros siglos d.C. hubo cristianos que escogieron como ideal de vida la castidad y la
                                         pobreza, siguiendo el ideal evangélico de dejarlo todo para seguir a Cristo.
                                         En un principio, los eremitas —personas que vivían aisladas del mundo—, se abandonaron a una
                                         total soledad y ascetismo, como opción de vida creyente. Más tarde, aparecieron pequeñas comuni-
                                         dades de vida contemplativa, las llamadas órdenes monásticas, donde la comunidad de los monjes
                                         se organizó bajo la figura de un fundador.
                                         Entre ellos destaca San Benito de Nursia (480-547), quien influyó notablemente en la vida de los
                                         cristianos, formando una comunidad que se extendería por Europa y sería foco de civilización para
                                         Occidente.
                                         En la Europa del siglo VI, azotada por hambres, epidemias y guerras, los monasterios benedictinos
               ofrecieron la imagen de orden y estabilidad que se había perdido con el Imperio Romano. Hacia el siglo XII, el monasterio benedictino
               de Cluny, en Francia, era un centro importante que llegó a contar con más de 700 monjes y una suntuosa iglesia de estilo románico.
               Los benedictinos, hasta hoy, se rigen por una Regla —que se sintetiza en la expresión ora et labora, “reza y trabaja”—, según la cual el
               monje se dedicará a la oración, especialmente litúrgica, a la lectura y estudio de la Sagrada Escritura y al trabajo manual; vivirá pobre-
               mente pero comerá, descansará y vestirá de forma moderada, en una vida comunitaria que es presidida por el abad.




                Llegada a Chile
                Los benedictinos llegan a América mucho más tarde que otras
                congregaciones religiosas, debido a que la Corona Española, para
                su empresa de evangelización de los pueblos del Nuevo Mundo,
                necesitó más de las órdenes de predicadores que de las de vida
                monástica. Se estimó que la introducción de órdenes contemplati-
                vas masculinas restaría vocaciones a los mendicantes, en perjuicio
                de la urgente tarea de evangelizar a los pueblo originarios.
                En Chile, los benedictinos se establecen recién en el siglo XX.
                El Monasterio de la Santísima Trinidad, en nuestro país, fue
                fundado en 1938 gracias a las gestiones del padre y pintor Pedro
                Subercaseaux (1881-1956). Desde 1956 se encuentra ubicado a
                los pies de la cordillera de los Andes, en el cerro San Benito de
                los Piques, en Las Condes.







                                                                      La arquitectura
                                                                      El capítulo LXVI de la Regla de San Benito, señala: “Si fuere posi-
                                                                      ble, se debe edificar el monasterio de modo que tenga dentro
                                                                      de sus muros todo lo necesario; esto es: agua molino, huerta, y
                                                                      talleres donde puedan ejercerse los diversos oficios.” La estruc-
                                                                      tura arquitectónica debe dar como resultado la autonomía de la
                                                                      comunidad, algo parecido a una Civitas Dei (“ciudad de Dios”),
                                                                      donde el monje encuentre todo lo necesario para su existencia.
                                                                      El monasterio de la Santísima Trinidad fue creado por los arqui-
                                                                      tectos Padre Gabriel Guarda y el Hermano Martín Correa.
                                                                      Tiene una estructura compuesta de dos cubos blancos de hormi-
                                                                      gón armado, blanqueado con cal, y piso de cemento pulido.






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