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el hoMbre, cenTro de la creación
                                                                        La naturaleza habla por nuestra voz





                                              Interpelación


                                              Desde el testimonio sencillo y veraz de monseñor Infanti,
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                                              podemos valorar la responsabilidad de los cristianos en
      Unidad  4                               la defensa de la naturaleza. Esto requiere un compromiso
                                              como hijos de Dios en la creación.


                                              El tiempo de Adviento, nos prepara para una de las más
                                              lindas y significativas fiestas cristianas: la Navidad. De
                                              este modo también nos preparamos para la gran venida
                                              de Cristo como Señor de todo lo creado: del cosmos y
                                              del ser humano. Esto supone, igualmente, una verdadera
                                              preparación para el cuidado de la Tierra con admiración,
                                              respeto, contemplación y oración. Inspirados por el Espíritu
                                              Santo, los cristianos descubrimos el compromiso con nuestro
                                              planeta, nuestro hogar. En este sentido, cobran fuerza las
                                              palabras de Juan Pablo II cuando visitó nuestro país:


                                                 “Hago un llamado a todos los responsables de nuestro
                                                 planeta para que protejan y conserven la naturaleza
                                                 creada por Dios: no permitamos que nuestro mundo
                                                 sea una tierra siempre más degradada y degradante”.
                                                         (Juan Pablo II, Punta Arenas, 4 de abril de 1987)


                                              Asimismo, la carta de monseñor Infanti resalta que:

                                              Nos damos cuenta de que la tierra, el aire, el agua, el
                                              espacio, son nuestra casa común, y si se deterioran,
                                              contaminan o agotan, afectan gravemente también la vida
                                              humana. Los recursos naturales se van agotando, si hay una
                                              sobreexplotación desequilibrada e irresponsable estaremos
                                              en la llamada Crisis Ecológica que se percibe por:

                                                 •  abuso y sobreexplotación de recursos naturales no
                                                    renovables;
                                                 •  emisión de gases contaminantes y consiguiente
                                                    calentamiento global del planeta Tierra;
                                                 •  debilitamiento de la capa de ozono;
                                                 •  derretimiento de glaciares (polos, campos de hielo);
                                                 •  contaminación de las aguas (con productos químicos y
                                                    residuos industriales no tratados, metales pesados,...);
                                                 •  devastación de los suelos (incendios, contaminación,...);
                                                 •  erosión de terrenos no renovables;
                                                 •  destrucción de flora y fauna, y especies vegetales y
                                                    animales;
                                                 •  grave deterioro o pérdida de la biodiversidad;
                                                 •  depósito no controlado de residuos sólidos no reciclables
                                                    (especialmente plásticos);
                                                 •  olvido de las leyes naturales (interrelación, diversidad y
                                                    finitud de la naturaleza).
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