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salieron del lugar mirando al pequeño con una expresión de asombro y
horror… y es que el pequeñito era un lindo elefantito pero tenía una orejas
muy grandes, demasiado para su tamaño y se sabía que crecerían aún más
cuando él se convirtiera en adulto, así que todos lo veían como un
fenómeno. De día y de noche los otros elefantitos se reían de él, los
elefante adultos lo alejaban y regañaban y
Él se sentía muy triste y solo porque no tenía con quien jugar. Un día
mientras caminaba una de sus orejas se enredó entre sus patitas e hizo
que se tropezara cayera de cara al suelo, unos niños que estaban jugando
fuera del circo lo vieron y se rieron mucho e insultándolo y tirándole
piedras para hacerlo correr y caerse al tropezar con sus orejas. De
pronto, la madre del pequeño elefante vio lo que sucedía y cansada de ver
como nadie respetaba a su hijo fue corriendo hasta esos niños y con su
trompa los empujó para alejarlos de su hijo. Después de esto los niños se
quejaron y el dueño del circo encerró a la madre del elefantito en una
celda para que no cause más daño a nadie, viéndose solito, el pequeño
elefante decidió irse porque en aquel lugar nadie lo quería, así que junto
a dos cuervos que se habían hecho sus amigos se fue del circo, mientras
pasaban por un camino muy fino el elefantito cayó por un costado hacia el
vacío. Los cuervos trataron de ayudarlo pero el pequeño aunque era un
bebe, pesaba mucho y ellos no pudieron ayudarlo… el pequeño elefantito
logró agarrarse de una pequeña rama que había por allí y estuvo
suspendido en el aire un rato, de repente a uno de los cuervos se le ocurrió
una idea extraña, pero en momentos como esos, no había mucho tiempo
que perder así que se la dijo a su compañero y este se lo comunicó al
elefantito… - Oye pequeñín, esas orejas pueden ayudarte a salir de este
problema… y ¿si intentas moverlas como si fueran alas? Mira, así como
nosotros- el pequeño elefante lo intentó y sucedió algo sorprendente…
sus enormes orejas lograron elevar su peso completo en el aire y estaba
volando – Pequeño, lo lograste- -Sí…. Estoy volando… mírenme, mírenme…-
Entonces el pequeño descubrió que eso que lo hacía diferente y que lo
había hecho sentirse tan solo y triste, lo hacía muy especial, único y sobre
todo era algo que le salvó la vida. El elefantito, sintiéndose más fuerte
que nunca, decidió que regresaría y sacaría a su mamita de la jaula donde
la habían encerrado, así que volvió al circo y cuando estaba volando cerca
de la jaula de su mami, el dueño del circo lo vio… y no lo pudo creer,
completamente asombrado, llamo al pequeño elefante y le hizo la promesa
de que si se quedaba en el circo, sacaría a su madre y lo haría la estrella