Page 11 - Edición 738 El Directorio
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recuerda a la enigmá- tica de su precursora; el gesto de las manos y el estilo de las mismas también invita a pensar a las del cuadro de Louvre.
en su factura.
Pero todavía es pronto para sacar conclusiones definitivas sobre el cua- dro.
En la siguiente fase apelarán a es- pecialistas de todo el mundo en la obra de Leonardo en busca de de- talles en los trazos de carboncillo que contiene la doble hoja, de 72 por 54 centímetros.
Deldicque espera tener un veredicto antes de que en 2019 abra en su museo una gran retros- pectiva sobre Da Vinci, coincidiendo con el 500 aniversario de su falleci- miento.
Fue por ese motivo por el que los responsables del Museo Condé, que alberga el rico legado del duque de Aumale, el mayor coleccionista de Francia del siglo XIX, se decidieron a dejar salir de sus fondos un papel cuyo delicado es- tado había condenado al inmovilismo durante años.
El misterio ha rodeado a la obra y ha instalado la controversia sobre la autoría del cuadro.
Deldicque no tiene dudas de que el tema de la Gioconda desnuda “procede de la órbita” del maestro toscano.
“El motivo lo ideó él y se reprodujo en muchas ocasiones. Pero no es descartable que ésta sea obra de uno de sus más destacados discípu- los”, indicó Deldicque.
Los peritos del Louvre, una decena que han trabajado ya sobre el deli- cado papel, no han podido ir toda- vía más lejos y es posible que no lleguen a concluir de forma taxativa que la mano de Leonardo intervino
El maestro pintaba con la zurda y albergan la esperanza de poder de- terminar con qué mano fue pin- tada la Gioconda desnuda.
Las primeras conclusiones revela- das por los expertos permiten ser concluyentes, según explica a Efe el conservador del Museo Condé, Mathieu Deldicque, en cuyos fon- dos del Palacio de Chantilly, al norte de París, se encuentra el cua- dro.
Los especialistas del Centro de In- vestigación y Restauración de Fran- cia, que se encuentra en los sótanos del Louvre, a pocos metros
de su hermana mayor, han deter- minado ya que el papel que con- tiene la Gioconda desnuda es de entre 1485 y 1538, un periodo que abarca la vida del artista toscano (1452-1519).
Y también que fue comercializado en Italia, país en el que nació y donde vivió muchos años Leo- nardo.
La sonrisa de la Gioconda desnuda
Junto al rostro, en el fondo pintado de blanco que cubre totalmente el original e impide apreciar lo que contenía, se han determinado tra- zos pintados por una mano dere- cha, pero no es concluyente ya que esa parte fue pintada mucho des- pués del dibujo.
Los rastros de agujeros que rodean el papel invitan a pensar que el di- bujo era una obra preparatoria de una gran tela o de un panel de ma- dera, pegado junto a otros por su autor.
Deldicque cree que, de ser de Leo- nardo, la obra correspondería a los últimos años de su vida, posterior a la original del Louvre, en la que el maestro trabajó durante años.
“Leonardo no daba nunca por ter- minada una obra, era muy perfec- cionista, por eso será difícil determinar si en algún momento pudo trabajó en paralelo en ambas”, señala.
El museo Condé quiere reagrupar en sus salas el mayor número posi- ble de las Giocondas desnudas que hay en el mundo, entre ellas, la que adorna los muros del museo Her- mitage de San Petesburgo, que sus responsables consideran la de mejor calidad.
La guinda del pastel sería poder presentar una Gioconda desnu- dada por el propio Leonardo. O, en su defecto, alimentar el misterio que rodea al icono de la pintura de Da Vinci.
Edición 738 Del 29 de Septiembre al 5 de octubre del 2017
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