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Mundo
 La increíble historia de Amelio Robles: el coronel transgénero de la Revolución mexicana
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El Directorio Comercial Latino de Montreal
Nació mujer, pero luego de enrolarse en el ejército za- patista se transformó y eligió una vida de hombre, como militar, que incluso tuvo el reconocimiento del Ejército
Por Elia Baltazar
16 de junio de 2018 desde Ciudad de México
Malaquías Amelia de Jesús nació mujer en 1889. Amalio Robles Ávila murió hombre en 1980. Ella y él son la misma persona. Una que tomó las armas en la Revo- lución mexicana, se vistió de hombre al enrolarse en el ejército de Emiliano Zapata,
alcanzó grado de "coronela" y se convirtió en "coronel", condecorado y reconocido por el Ejército como vete- rano revolucionario y legio- nario.
Fue transgénero, sí. Tal vez uno de los primeros casos conocidos y documentados en México de una mujer que desde muy joven cambió las enaguas por el pantalón y eligió una imagen y una vida de hombre, en los lejanos años 20 del siglo pasado. Quién sabe si entonces era más fácil para ella, mujer de campo, transformarse que sólo asumirse lesbiana.
La investigadora Gabriela Cano, autora de un artículo académico titulado "Amelio Robles, masculinidad (trans- género) en la Revolución mexicana", asegura que lo correcto es reconocerlo como una persona transgé- nero.
Tal vez durante su transi- ción, explica Cano, Amelia Robles podría caracteri- zarse como una lesbiana y luego transformarse en una persona transgénero con una identidad masculina.
Para fines de esta historia, el coronel Robles Ávila será Amelia hasta la frontera donde ocurre su cambio.
Esta vida excepcional co- menzó en el estado de Gue- rrero, en un pequeño poblado de nombre Xochi- pala, municipio de Zum- pango del Río, donde el 3 de noviembre de 1889 nació Malaquías Amelia de Jesús, la menor de tres hijos del matrimonio de Casimiro Ro- bles y Josefa Ávila.
Fue niña de campo, pero no pobre. Su padre era un ran- chero de buena posición, propietario de 42 hectáreas de labor y agostadero, de una pequeña fábrica de mezcal y durante algún tiempo ayudante del comi- sario del lugar, de acuerdo
con la investigadora Olga Cárdenas Trueba.
Como pocas mujeres de la época, Amelia tuvo la opor- tunidad de estudiar la prima- ria y recibir una buena educación católica al formar parte de la Sociedad de las Hijas de María de la Medalla Milagrosa, una congrega- ción dedicada a profundizar la formación espiritual de las jovencitas.
Aprendió a coser, lavar y planchar como cualquier otra niña de su época. Pero también le gustaba montar, domar y lazar caballos, or- deñar y manejar armas. Desde entonces ya decían que "era medio hombrada", según testimonios de quie- nes la conocieron en aque- llos años, recogidos en las investigaciones de Cano y Cárdenas.
Un carácter rebelde también se cocinó en Amelia a partir de la muerte de su padre, cuando ella apenas tenía tres años, y luego del se- gundo matrimonio de su madre. Nunca pudo llevarse bien con su padrastro ni con sus tres medios hermanos, hijos de su madre y de aquel padrastro. Su historia incluso cuenta que dos veces estuvo en la cárcel y una de ellas por matar a un medio hermano.
   Edición 827 Del 13 al 19 de junio del 2019















































































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