Page 17 - Edicion 827 El Directorio
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Mundo
En aquella joven había ade- más algún interés político, pues ya en 1911 formaba parte de un club maderista (los que impulsaban el sufra- gio efectivo y la no reelec- ción que proclamaba Francisco I. Madero), y entre 1912 y 1913 ya se había en- rolado en el Ejército del Sur de Emiliano Zapata.
Cano afirma que el vínculo de Amelia con el zapatismo "fue menos ideológico que vital". Ella misma lo dice en una entrevista de 1927 con el periodista Miguel Gil, a quien el confiesa que dejó su casa para sumarse a la Re- volución "por una mera lo- cura de muchacha, una aventura como cualquier otra".
–¿Y qué sensación experi- mentó usted al encontrarse en plena aventura? –le pre- gunta el periodista.
–La de ser completamente libre –responde Amelia.
Cuando se sumó a la Revo- lución era una joven que rondaba los 21 o 22 años. De entonces corresponde la única foto que hay de ella todavía vestida como mujer. El escritor Febronio Díaz la describió como "una mujer en verdad bonita, nívea, trenzas de trigo maduro, ojos verdes y serenos que se tornaban felinos e intimi- dantes". La llamaban "La Güera Amelia".
Cambio de bando
Pero la locura juvenil se convirtió en convicción ya en "la bola", como llamaban coloquialmente a los ejérci- tos populares revoluciona- rios. "Al principio no dejó de ser una mera locura, pero después supe lo que de-
fiende un revolucionario", le contó Amelia al periodista Miguel Gil.
De sus méritos revoluciona- rios no hay duda. Las inves- tigaciones la ubican en históricas batallas revolucio- narias y en sus archivos per- sonales ella misma dejó escrita una bitácora que re- gistraba las más de 70 ac- ciones armadas en las que participó.
Para entonces, Amelia ya usaba pantalón y camisa, y se confundía como uno más entre los combatientes revo- lucionarios: pantalón y ca- misa de manta, sombrero y arma. Pero todavía era Ame- lia, la mujer que alcanzó el grado de coronela en el ejér- cito de Zapata, quien al pa- recer la tenía en buena estima.
Eran años revueltos. De pac-
tos y pugnas. De caudillos que encabezaban cada uno su ejército. En medio de aquel río revuelto de la Re- volución, Amelia abandonó el ejército de Zapata, en- tregó las armas y se pre- sentó ante la Jefatura de Operaciones Militares de Guerrero, al frente de 315 hombres.
A cambio Amelia recibió el indulto del gobierno de Ve- nustiano Carranza, ya ema- nado de la Revolución, pero enfrentado con otras faccio- nes. Al reconocerlo, la joven se incorporó de manera for- mal al ejército carrancista hasta 1921 que le concedie- ron la licencia definitiva.
Allí no paró su carrera en las armas. Aun después de Re- volución, que concluyó en 1920, vinieron periodos de ajustes, traiciones, levanta- mientos y más sangre.
Edición 827 Del 13 al 19 de junio del 2019
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