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La apuesta navideña
No quiero estropear la fiesta de antemano, pero hay una palabra que se olvidó rápida- mente el jueves en el anun-
cio del gobierno de Legault. Un poco de "si" que decía mucho sobre la apuesta de esta operación para salvar la Navidad.
"Si" la evolución de la epide- mia lo permite, se permitirán las fiestas navideñas del 24 al 27 de diciembre. Este "si" no se ha definido claramente; se supone que el factor deci- sivo será la capacidad del hospital para tratar a los en- fermos. Pero de hecho hay un "si".
Como ha reconocido el Dr. Horacio Arruda, la situación es "frágil pero estable". Hay poco margen de maniobra en los hospitales en caso de au- mento de casos. Y todavía quedan cinco semanas hasta Navidad. Cinco semanas pe- sadas en imprevistos.
Debería estar bien, pero tam- poco es seguro ...
François Legault se ha mar- cado un objetivo que no con- trola del todo. Esta es su apuesta navideña.
El Primer Ministro sabía muy
Nacional
 bien lo que estaba haciendo. Levantó expectativas, y ese era su objetivo. Después de meses de fatiga covidiana y
mero de casos. Porque es inevitable, las vacaciones au- mentarán el número de casos.
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Aún así, evitamos lo peor.
El escenario presentado el jueves fue, con mucho, el más razonable. El Sr. Legault ha renunciado a permitir reu- niones para el Año Nuevo. Esto limita la propagación del virus y, lo más importante, evita tener que cancelar una semana escolar a principios de enero.
Hubiera sido odioso poner el peso de estas fiestas en los alumnos. Los trastornos psi- cológicos y los retrasos en el aprendizaje ya se están acu- mulando. Y de todos modos, las escuelas ni siquiera son la principal fuente de conta- gio. Si afirmamos que la edu- cación es la prioridad, tenemos que ser coherentes.
Por supuesto, es seguro decir que la educación a dis- tancia no tendrá problemas entre el 17 y el 23 de diciem- bre. Entendemos que los maestros de primaria se pre- gunten cómo mantendrán a un niño de 9 años atento todo el día frente a su panta- lla. Sin embargo, solo serán de dos a cuatro días, y las clases a fines de diciembre no son las más intensivas en aprendizaje de todos modos.
La presión recae ahora sobre el ministro de Sanidad y Ser- vicios Sociales, Christian Dubé. El éxito de esta Opera- ción Navidad no depende únicamente de la disciplina de los quebequenses; tam-
bién requiere una mejora ma- siva en la detección y el ras- treo.
Casualmente, Canadá recibió una advertencia esta semana de una autoridad en la mate- ria, el Dr. Anthony Fauci, quien ha dirigido el Instituto Nacional de Alergias y Enfer- medades Infecciosas de EE. UU. Durante cuatro décadas.
En una entrevista con la CBC, recordó que el virus se propagó en los hogares, a veces debido a personas asintomáticas. Por lo tanto, insta a las personas que no tienen síntomas a que tam- bién se realicen pruebas. Pero para eso, debe tener suficiente personal y equipo.
Como es habitual, Quebec ha validado su plan navideño con Salud Pública. El Dr. Arruda lo apoya. Pero es difí- cil imaginar que esta fue una recomendación hecha por su propia iniciativa.
La operación se parece más a la idea de un político intui- tivo que siente que su gente necesita un poco de luz en diciembre. En primer lugar, es una apuesta política.
Y también será una prueba formidable para la capacidad del gobierno para movilizar personas y mejorar la capaci- dad de rastrear y rastrear.
De lo contrario, es probable que el invierno dure mucho tiempo.
Fuente: Articulo traducido de la prensa canadiense
varios meses más de aguante, la salud mental de los quebequenses se debi- lita y su motivación para res- petar las instrucciones disminuye.
    El Sr. Legault quería unir a la población en torno a un objetivo común. De ahí su "contrato moral" con la po- blación: seguir respetando las instrucciones y realizar
 Edición 900 - Del 19 al 25 de novienbre del 2020
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el encierro voluntario antes y después de Navidad, a cam- bio del derecho a verte con tu familia.
Legault retomó el tono un tanto paternal de sus prime- ros discursos a la nación al comienzo de la pandemia. Esto no es un reproche, ni mucho menos. El miedo al castigo no es la única forma de motivar a las personas. También podemos hablar con ellos sobre sus deberes. Convéncelos de que al ce- ñirse a las instrucciones, están participando en un es- fuerzo colectivo que va más allá de ellos.
Sin embargo, no puedo evitar verlo como una ironía. Parte de la razón por la que se per- mitirán las fiestas es porque Quebec se ha resignado a ello, sabiendo que muchas personas habrían violado la prohibición de todos modos. Y ahora pedimos su solidari- dad.
Enero ya es el mes de mayor actividad en los hospitales. Es probable que se ejerza una presión adicional con el aumento esperado en el nú-
  

































































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