Page 13 - revista DC 799
P. 13
Mundo
gro volcánico, y de la crea- ción de planes de evacua- ción, en caso que fueran necesarios. Pero Colombia
una erupción explosiva el 13 de Noviembre de 1985, pa- sadas las 21.30 horas. Los lahares comenzaron a bajar
Omayra Sánchez (foto de portada), una niña que quedó atrapada entre los es- combros y cadáveres, y que con una entereza increíble, pedía que salvarán a otras personas. Es su retrato el que dio la vuelta al mundo, y produce escalofríos hasta el día de hoy. Omayra falleció en Armero, ya que no pudo ser rescatada.
El desastre de Armero es la segunda tragedia más mortí- fera ligada a una erupción volcánica en los últimos si- glos, pero no es un desastre natural. Ese trágico 13 de Noviembre de 1985 todo falló, desnudando la falta de preparación frente a un fenó- meno natural. Es cierto, Co- lombia tenía otros problemas, y seguramente algo de lo que no se tiene toda la certeza (como la acti- vidad de un volcán) no es el tema más relevante dentro
de una serie de urgencias. Pero desde entonces hemos aprendido. Los volcanes son constantemente monitorea- dos, y los más activos del mundo suelen tener mapas de peligro asociados. Chile no es la excepción, y nues- tro Observatorio Volcanoló- gico de los Andes del Sur cubre 24/7 a 43 volcanes, con profesionales de gran nivel. Pero tampoco es que esté todo bien: nos falta bas- tante en términos de planifi- cación territorial y preparación frente a lo que puedan hacer nuestros vol- canes. Hay harto trabajo, y debemos avanzar entre todos. Cuidándonos, y apre- ciando el trabajo que reali- zan quienes investigan volcanes, es que quizás po- damos, de alguna manera, honrar la memoria de quie- nes fallecieron en Armero.
tenía otros problemas que parecían más urgentes: era 1985, y la guerrilla en la selva era un tema tremenda- mente importante para el go- bierno. Muchísimo más que un volcán que podría o no hacer erupción, sin saber cuan grande podría ser. Por lo mismo, la salida del go- bierno central y local fue la misma: una constante lla- mada a la calma, que por desgracia se confunde con sepultar el tema debajo de una alfombra, esperando que no pase a mayores. Después de Septiembre de 1985, eso sí, se hicieron más esfuerzos, motivados por el incremento en la acti- vidad del volcán. Hubo mapas de peligro volcánico, pero que nadie podía enten- der realmente. También la ONU dejó sismómetros, que nadie sabía operar con facili- dad. Ya cuando fueron pa- sando los meses, la autoridad local (así como el cura del pueblo) le transmi- tieron a las personas que deberían quedarse en sus casas, porque todo volvería a algún nivel de tranquilidad.
El Nevado del Ruiz entró en
y, a medida que fueron enca- jonándose en los valles, au- mentaron su velocidad de viaje y su altura. Dos horas después de iniciada la erup- ción llegaron a Armero, des- truyéndolo para siempre.
Dos horas. 120 minutos que habrían sido más que sufi- cientes para evacuar a la po- blación hacia los cerros, habiendo salvado dece-
Edición 799 Del del 28 de noviembre al 4 de diciembre del 2018
El Directorio Comercial Latino de Montreal 13
nas de miles de personas.
Cuando llegó la luz del día se vio el alcance del de- sastre: Armero había sido arrasado por completo, y sólo quedaba un desola- dor paisaje dominado por escombros, barro, y mate- rial volcánico. En un so- brevuelo los rescatistas vieron a varios sobrevi- vientes, que pocas horas después ya no estaban. Incluso cuando le conta- ron al presidente del país sobre el desastre, la má- xima autoridad no lo creyó, y cortó al otro lado de la línea telefónica. El nivel de descoordinación fue simplemente terrible. Con el tiempo, el mundo conoció la historia de
Vea este catálogo en: www.catalogcanada.com