Page 15 - Edicion 743 El Directorio
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Vida
miento es demasiado extremo. Además de los problemas prácti- cos de las políticas de prohibi- ción y la aparición de productos no regulados, también existen problemas éticos. En primer
consiguiente, una mala opción. Pero, teniendo como prioridad el evitar las desigualdades radi- cales en esperanza de vida, ¿qué tipo de políticas serían las mejo- res? ¿Hay alguna manera de au-
de envejecer, proveer drogas que frenen el envejecimiento no reducirá las desigualdades. Por otro lado, incluso en los países en desarrollo, los métodos para prevenir y tratar las enfermeda- des relacionadas con la edad son más importantes que nunca. Un reportaje de la revista médica The Lancet señala que en países con ingresos bajos y medios las enfermedades que representan la mayor carga cada vez está más relacionadas con la edad. Al reducirse la mortalidad infantil, el número de personas que viven lo suficiente como para contraer enfermedades relacio- nadas con la edad está aumen- tando rápidamente. Esto significa que el acceso a inter- venciones que frenan el enveje- cimiento biológico beneficiaría a mucha gente en el mundo en desarrollo. La desigualdad en es- peranza de vida saludable po-
dría reducirse posponiendo y re- duciendo la frecuencia de las en- fermedades relacionadas con la edad. Las prioridades difieren entre naciones, pero son mu- chos los sistemas públicos de salud que comparten la preocu- pación por el rápido envejeci- miento social. Así, tanto las naciones ricas como las pobres se pueden beneficiar de las tec- nologías que frenan el envejeci- miento. Prohibirlas significaría dejar pasar la oportunidad de mejorar las enfermedades rela- cionadas con la edad, y aumen- tar la esperanza de vida saludable en todo el mundo. Christopher Wareham es profe- sor de Ética Aplicada en el Cen- tro de Bioética Steve Biko de la Universidad Witwatersrand de Johannesburgo (Sudáfrica). Pu- blicado originalmente en Aeon Media. Síguelo en Twitter: @aeonmag
lugar, prohibir los medicamentos para la longevidad sería un ejemplo de equilibrar a la baja éticamente cuestionable. Mien- tras que otras prohibiciones como la de las drogas, introdu- cen un equilibrio positivo -es dis- cutible- al reducir el daño de las sustancias censuradas, la prohibición de alargar la espe- ranza de vida tiene como obje- tivo claro prevenir que algunas personas estén demasiado bien. Tal y como señala Harris, es como negarse a curar a una per- sona enferma de cáncer porque sería injusto hacia los que son incurables. Además, las inter- venciones para alargar la vida podrían tener diferentes aplica- ciones para la salud, y esto re- presenta un segundo problema ético. Algunos humanos y otros primates que muestran signos de envejecimiento más lento por lo general padecen menos enfer- medades cardiovasculares, dia- betes y cáncer. Esto complica la prohibición aún más: negar la oportunidad de recibir trata- miento porque pueda dar como resultado demasiada esperanza de vida parece algo muy cuestio- nable. La prohibición es, por
mentar el bienestar sin crear enormes desequilibrios en la es- peranza de vida saludable? Eti- cistas como Colin Farrelly, de la Universidad de Queens, en On- tario, y Tom Mackey, del Centro de Derecho de la Universidad de Georgetown, han defendido el suministro generalizado de fár- macos para alargar la vida por parte de la sanidad pública. Afir- man que contribuiría a una so- ciedad más igualitaria. Además, desde el punto de vista econó- mico, priorizar el retraso de la
vejez tiene sentido: combatir las enfermedades relacionadas con la edad significaría que las per- sonas no sufrirán enfermedades caras durante gran parte de su vida. En consecuencia, biode- mógrafos y gerontólogos como S. Jay Olshanky, de la Universi- dad de Illinois, argumentan que las tecnologías antienvejeci- miento reducirán la carga social de la vejez. La posibilidad de re- ducir las enfermedades relacio- nadas con la edad y la desigualdad hace que el sumi- nistro de dicha tecnología desde la sanidad pública sea una gran prioridad en el mundo desarro- llado. Pero, ¿proporcionaría los mismos beneficios en países ricos que en aquellos en desa- rrollo? ¿Y reduciría la brecha de la desigualdad en la esperanza de vida saludable entre los pri- meros y los segundos? En mu- chos casos, no. Esto se debe a que el efecto de un fármaco para alargar la vida depende de factores que contribuyen a una muerte prematura. En Suazilan- dia, por ejemplo, las muertes prematuras generalmente están relacionadas con factores como el sida. Si la gente muere antes
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Edición 743 Del 3 al 8 de Noviembre del 2017
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