Page 17 - El Directorio edicion 765
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Salud
El puente Simón Bolívar es una continua sucesión de penitentes —4.000 diarios, muchos de ellos para no volver— en busca de un fu- turo mejor: los inmigrantes esperan que sus salarios se multipliquen entre cuatro y 12 veces, según David Miller, de Harvard. Pero Harvard queda lejos de Cú- cuta. Aquí los venezolanos huyen de una pesadilla, pero cruzan a una ciudad con un 16,5% de paro y con una economía sumer- gida que supera el 50%. Los servicios públicos están colapsados: los pri- meros brotes de xenofobia obedecen a esas tensio- nes. Y la ciudad, estación de paso del narcotráfico, es una de las 50 más violentas del mundo por la presencia de grupos guerrilleros y pa- ramilitares en toda la re- gión.
Polvo, mugre, enfermedad, miseria, contaminación, un paisaje humano convulso: Cúcuta es el destino irónico de miles de venecos que venden —literalmente—
todo lo que tienen en sus calles. Hasta su propio pelo: una cabellera vale 70.000 pesos (20 euros).
Hace 20 años eran los co- lombianos quienes emigra- ban a Venezuela. Hoy ocurre lo contrario. “Prepa- raremos un plan para invi- tar a los venezolanos a volver”, decía el ministro venezolano Jorge Rodrí- guez hace unos días en estas páginas. Pero es difí- cil consolar con caramelos retóricos a esta gente, que cuenta relatos turbadores de su peripecia. Peter Rojas, el nombre ficticio de un coronel de la policía de 42 años, salió huyendo con uno de sus hijos cuando re- cibió órdenes de “suprimir” a un miembro de la oposi- ción. Tiene perfectamente documentada toda su histo- ria: se le busca por traición e insubordinación. Le pue- den caer 30 años. Tras un largo viaje desde Sucre, acaba de cruzar a Colom- bia con 400.000 pesos (120 euros) tras vender todo lo que llevaba encima en la
frontera. Le prometieron pasajes hacia otro país: “Me estafaron”, dice, “y ahora solo me queda pedir el estatuto de refugiado, pero eso me impediría tra- bajar durante un año: estoy desesperado, tengo dos hijos más allá”.
A su lado hay una joven embarazada de gemelos que lleva días pidiendo en la calle para pañales.
En el puente hay madres con recién nacidos en busca de las vacunas que no tienen en su país.
Y así ad infinitum.
una misión a la que ha sido invitado este periódico— con fondos para prestar asistencia en la zona.
Por necesidades de la re- presentación iconográfica de la historia, la imagen de los jóvenes berlineses de- moliendo el muro acabó simbolizando el final de la pesadilla comunista. No se vislumbra nada tan rotundo, tan visual en Venezuela, aunque la historia no suele llamar a la puerta para anunciarse. Lo más pare- cido a los martillazos contra el muro es esa muchedum- bre que protagoniza el éxodo de una generación lanzada por el destino a una sacudida violenta como una catarata. Lo que se avecina, o a lo peor ya está ahí, es una crisis humanita- ria de gran calibre. Y casi invisible: una de las leyes misteriosas de la vida es que siempre nos percate- mos tarde de lo importante.
El mínimo común denomi- nador de todas esas histo- rias es la necesidad y el miedo: a mediodía de un viernes cualquiera, en el cuaderno del periodista hay dos docenas de relatos pa- recidos. “Hagan algo”, se despide Susana Guevara con una mirada de deses- peración que a la vez se las apaña para transmitir dignidad. “Llegan
cientos de venezola- nos sin parar: a este ritmo la situación será en insostenible en algún momento no muy lejano”, apunta Willinton Muñoz, director del Centro de Migracio- nes de la Fundación Scalabrini, en Cú- cuta. La Comisión Europea y el Go- bierno español aca- ban de recoger el
Edición 765 Del 05 al 11 de abril del 2018
guante —en Vea este catálogo en: www.catalogcanada.com El Directorio Comercial Latino de Montreal 17


































































































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