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que cree no deberíamos in- vestigar con ellos si se les causa dolor. Pero no estoy se- gura de que pueda responder simplemente que estoy a favor o en contra. He tenido la suerte de conocer a gente que estaba en los dos bandos, al- gunos se oponían al 100% a su uso y otros trabajan en la- boratorios intentando que la vida de los animales fuera lo mejor posible mientras busca- ban esas respuestas", relata. Otro asunto es que se utilicen para probar cosméticos y ma- quillajes: "Creo que la gente es muy sensible a esto y dis- tingue entre usos necesarios e innecesarios".Según Kopp, en general, aceptamos "que es correcto usar e interactuar con un animal si se asegura su bienestar". Y la longevidad, señala, no es un indicador fia- ble: "Los pollos de granja viven menos que los que están en fábricas porque están expuestos a parásitos y a depredadores, pero son más felices que los que viven en fábricas, sin depredadores pero también sin oportunida- des de ser pollo".El dolor y el sufrimiento que sufren cada vez preocupan más a los ciu- dadanos. "Hay muchas simili- tudes entre los animales y las personas en la forma en que perciben el dolor", asegura. También en esto ha habido una gran evolución. "Al princi- pio se pensaba que no lo sen- tían, luego dijimos que quizás sólo los primates o los mamí- feros grandes, pero hay estu- dios que sugieren que es muy posible que los peces sientan dolor", afirma. Por ejemplo, un investigador de la Universidad de Pensilvania que ha estu- diado salmones modificados genéticamente para crecer más rápido ha visto que tienen deformadas las vértebras y cree que podrían tener dolor crónico. "Ser crueles con los
animales dice cosas sobre nuestro carácter y nuestra na- turaleza". Pero surge un nuevo dilema. Aunque no que- remos causarles sufrimiento, "vivimos más años, hay más población y gastamos más re- cursos. Todo eso tiene un im- pacto sobre los animales. Hay presión para obtener resulta- dos de investigación o produ- cir más comida".La explotación de animales tam- bién ha hecho que surjan las llamadas enfermedades de producción, asociadas a su hacinamiento. "Estamos criando pollos que son mucho más grandes que hace 70 años, en concreto sus pechu- gas, porque necesitamos más carne. Esto ha generado ani- males muy pesados con patas pequeñas, que sufren artritis, fracturas y son incapaces de caminar. ¿Se podría hacer de otra manera? Sí, pero sería más caro y hay presión para reducir los costes", relata.También se muestra fa- vorable a que se permita un periodo de caza para evitar la sobrepoblación de ciertas es- pecies que pueden desequili- brar un ecosistema, por ejemplo de ciervos, cuando hay menos depredadores na- turales como osos y lobos "siempre que se haga infli- giendo el menor dolor a los animales, aunque es difícil de garantizar".Pero mucha gente, añade, no está dispuesta a matar a una especie para sal- var a otra. En Florida, por ejemplo, se han introducido como mascotas especies in- vasoras como serpientes de gran tamaño que están mer- mando la población de peque- ños mamíferos. O gatos que se reproducen sin control, se crían salvajes y matan a mu- chos pájaros. "Aplicarles la eutanasia para restablecer el equilibrio" es otro de esos dile- mas.Por otra parte, los anima-
America
rarlos con personas no es la mejor forma de protegerlos".
"Si el argumento es ensalzar las capacidades de estos ani- males y tratar de compararlos con los humanos, será difícil argumentar que otros anima- les que no tienen esas capaci- dades tan sofisticadas merecen protección. Quizás sea mejor reconocer que tie- nen un valor por sí mismos, y que debemos tratarlos bien y respetarlos por lo que son, no porque se parezcan a noso- tros", reflexiona.Aunque Kopp huye de las posiciones extre- mas, valora positivamente la contribución de los defensores de los animales con posicio- nes menos moderadas: "Sin personas que nos obliguen a pensar porque tienen ideas potentes no tendríamos la le- gislación actual que protege a los animales porque la presión por el beneficio económico sería demasiado fuerte".
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les ahora viven más tiempo gracias a que se pueden tratar enfermedades como el cáncer que antes obligaban a la euta- nasia. Sin embargo, en oca- siones son sometidos a tratamientos que son muy do- lorosos pese a las pocas pro- babilidades de curarse porque sus propietarios no asumen la situación: "Ahora es posible ahora gastar grandes cantida- des de dinero en tratar a tus animales. Cada vez hay más gente que vive sola en las ciu- dades y tenemos una relación distinta con los animales. Uno de los grandes debates éticos es cómo ayudar el propietario de un animal a decidir seguir adelante con esos tratamien- tos". LOS DERECHOS DE LOS GRANDES SIMIOSTras vivir 20 años enjaulada en un zoo de Buenos Aires, un juez consideró en 2015 que la orangután Sandra era "una persona no humana" y tenía derecho a ser libre. "Hay otros casos en los también están in- volucrados grandes simios, como chim-
pancés en cautividad, y se reclama que sean li- berados por- que consideran que sienten lo mismo que una per- sona cando está encar- celada du- rante mucho tiempo. Per- sonalmente tengo dudas de que está sea la mejor forma de proceder", apunta la veterinaria, que cree que "equipa-
Edición 757 Del 09 al 15 de febrero del 2018
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