Page 17 - Edicion 819 El Directorio
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mecánica cerebral de los niños? Para encontrar una respuesta, ella y su equipo reclutaron a varias familias de distintos estratos con hijos que cursaban desde kínder hasta educación se- cundaria. Tras someterlos a diversos tests cognitivos, es- tablecieron que los menores de los segmentos más bajos tenían menor rendimiento en tareas que ponían a prueba su lenguaje, habilidades de memoria y la capacidad para ejercer autocontrol y evitar distracciones. El siguiente paso de Noble, su mentora Martha Farah y colegas de otros centros fue recurrir a la obtención de imágenes de resonancia magnética para analizar qué ocurría tras bambalinas.
Cuatro grupos independi- entes determinaron, por ejemplo, que los hijos de padres con más ingresos tienden a exhibir un mayor hipocampo, zona ubicada en lo profundo del cerebro y que, según explica la investi- gadora estadounidense, es clave en la formación de la memoria. Otro análisis efec- tuado por Farah con 283 imágenes reveló que los menores de familias más hu- mildes eran más propensos a presentar una mayor del- gadez en ciertas zonas de la corteza prefrontal, un área del cerebro que se asocia fuertemente con el fun- cionamiento ejecutivo, es decir, la capacidad de decidir entre ideas conflictivas, tra- bajar con un objetivo definido o predecir el resul- tado de ciertas acciones.
Las revelaciones más impor- tantes provendrían del mayor estudio de este tipo realizado hasta hoy y cuya coautora fue Noble. Se pub-
licó en 2015 en Nature Neu- roscience y en él se analizó la estructura cerebral de 1.099 niños y adolescentes de diversos tipos de hogares de 10 zonas de Estados Unidos. Los resultados mostraron que los logros académicos y el ingreso fa- miliar se asociaban con diferencias evidentes en la superficie de la corteza cere- bral. Según Noble y sus colegas, los menores de fa- milias que ganaban menos de 25.000 dólares al año tenían un seis por ciento menos de área superficial cortical que aquellos cuyos padres ganaban más de 150.000. El efecto se volvía particularmente notorio en las áreas que procesan el lenguaje y gobiernan los controles de impulso.
-Parece un sesgo inacept- able pensar que las per- sonas pobres son más feas o más tontas que las más ricas. Decir que los pobres tienen una especie de “daño cerebral” ¿no es una nueva forma de estigmatizarlos? -Para ser claros, puedo decir enfáticamente que no apoyamos ninguna sugeren- cia de daño cerebral. Esta- mos hablando de diferencias dentro del rango normal. Todos nuestros es- tudios involucran a niños sanos y con un desarrollo típico. Es importante re- conocer que no estamos hablando de diferencias in- mutables y permanentes. Creemos que la experiencia conduce a diferencias en el desarrollo del cerebro de los niños y que estas pueden mitigarse con interven- ciones, ya sea con base en la escuela, con base en el hogar o con base en las políticas públicas.
-Diciéndolo de otra forma, resulta extraño pensar que los cerebros de los desfa- vorecidos no sean iguales o no se desarrollen igual que los de quienes han tenido mejor suerte...
Mundo
encias en las experiencias postnatales de más largo plazo. De hecho, investiga- ciones de otros grupos sug- ieren que algunas diferencias estructurales re- cién se hacen evidentes luego del primer año de vida: “Probablemente exista una combinación de factores, al- gunos de los cuales son el resultado de diferencias en la experiencia de crecer en entornos socioeconómicos desfavorecidos”, señala la investigadora.
Noble detalla esta dinámica en una columna publicada en The Washington Post y que llevaba por título “Cómo la pobreza afecta el cerebro de los niños”. “El trabajo de científicos sociales como Sendhil Mullainathan, en la Universidad de Harvard, y Eldar Shafir, en Princeton, ha mostrado que la pobreza merma los recursos cogni- tivos de los padres, re- duciendo su capacidad para tomar decisiones diarias
-Diría que nuestras experien- cias dan forma a cómo nos desarrollamos todos. No es tan simple como dividir a las personas en dos grupos. Nuestras vivencias acumula- tivas en torno a la adversi- dad, el privilegio y todo lo que hay entre ambos funcio- nan juntas para moldear el desarrollo.
Los análisis realizados por el equipo de Noble confirman esa visión. Los resultados muestran que el fun- cionamiento cerebral en los primeros cuatro días de vida no tiene ninguna relación con el ingreso de los padres o su nivel educativo, lo que refuerza la idea de que las disparidades socioeconómi- cas en el desarrollo cerebral se ligan más bien con difer-
Edición 819 Del 17 al 23 de abril del 2019
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