Page 18 - edicion 846 El DIrectorio
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Mundo
una realidad hoy. Nadie se lo reconoce, pero es lo que quiso hacer, por lo que tra- bajó y por lo que trató de convencer a todos los edito- res de que América era el destino y el futuro.
–El primer libro que vendió lo mismo en América que en España, en la década de los noventa, fue La Fiesta del Chivo.
–Lo que da idea de los pocos lectores que somos en Amé- rica Latina, aunque se hayan multiplicado de una manera enorme comparado con los poquísimos que había cuando yo era joven. Ahora la literatura moderna ha saltado las barreras, las fronteras, y supone una unidad a la que en cierta forma también se ha integrado España.
–¿Qué están diciendo esos li- bros?
–Por una parte, muestran la variedad de experiencias hu- manas, como hacen las bue- nas literaturas: unas expresan una dimensión polí- tica, otras una dimensión muy personal, otras un mundo puramente psicoló- gico, de fracturas, o un mundo que busca la perfec- ción estética. Y hay otros que están mucho más comprome- tidos todavía cuando en el resto del mundo el compro- miso está muy despreciado. Yo me siento muy identifi- cado con ellos. Creo que es lo que sigue siendo presente desde muy juventud y es una rama muy vigente en América por su dramática situación. Que hay mejores tiempos en América Latina es una reali- dad. Sin ninguna duda por- que por lo menos lo que está claro hoy es que el camino del desarrollo pasa por la de-
mocracia, una realidad que la inmensa mayoría de los lati- noamericanos acepta. Es una gran novedad y un gran pro- greso con respecto al pa- sado.
–¿Políticamente?
–Que la política no atraiga a los mejores por desgracia es una realidad, pero no es una realidad tan distinta a la que se muestra en los países eu- ropeos. Es muy importante que las personas cultas que piensan y que escriben in- duzcan a los jóvenes a hacer política, porque si no la hacen los mejores la hacen los peores y se produce ese gran desfase que es la me- diocridad en la vida política. Creo, en fin, que la literatura tiene una vitalidad en Amé- rica Latina que en muchos países europeos parece haber perdido o se ha vuelto muy marginal. Porque la lite- ratura no es solo un entrete- nimiento en América Latina: todavía es una manera de expresar problemáticas so- ciales, individuales, políticas, económicas. En muchos paí- ses europeos esa vitalidad le ha dejado paso al puro entre- tenimiento.
–Tú te movilizaste hace cin- cuenta años y escribiste Con- versación en La Catedral, un libro de enorme compromiso, tanto literario como político, con tu país.
–¡Me sacó todas las canas que tengo! No, no era cons- ciente de que estaba escri- biendo un libro comprometido. Luego ya sir- vió para que otros vieran en él la narración de algo que por desgracia pasó y sigue pasando en nuestros países.
Pasa en Nicaragua. Gio-
conda Belli, de las grandes de América, comprometida antes con la revolución sandi- nista y ahora enfrentada al matrimonio Ortega-Murillo, me contó qué supone ahora para su país la literatura.
–La literatura nos ha conso- lado un poco de toda la tris- teza. Hay un dolor que se refleja en los libros. La polí- tica terrible la hemos sobrevi- vido gracias a la literatura. Creemos en la palabra para hacer realidad la imagina- ción. Es una manera de soñar colectivamente, y aun en lo más dramático de la li- teratura hay mucha espe- ranza. Generalmente, en los países donde hay más paz y tranquilidad se da que hay menos literatura.
–¿Y en Nicaragua?
–Es un volcán de literatura. Y eso que en Centroamérica no pasa nada y allí hay una po- blación alfabetizada. En cam- bio, en Nicaragua, un país pobre, la gente se sabe los poemas de memoria. ¡A mí me perdonan las multas los policías porque soy poeta! Es extraordinario: la gente lee vorazmente, se pasan los li- bros. Y al lado sucede este drama de países como Nica- ragua y Venezuela, donde cada vez el poder es más unipersonal y represivo. En- carcelan porque no haces lo que ellos dicen. Se ha produ- cido un retroceso tremendo en nombre de ideas liberta- rias. Es lo peor que ha pa- sado, porque hubo la gran esperanza de que todos estos regímenes de izquierda iban a cambiar la faz de Amé- rica Latina, y se han conver- tido en un populismo que niega la libertad.
Le dije al novelista Rodrigo
Blanco Calderón, venezolano que vive en España, que ahora ya muchos países ibe- roamericanos, de Brasil a Ve- nezuela y Argentina, tienen argumentos para responder en qué momento se jodió cada uno de ellos como aquel Perú de Conversación en La Catedral. Esto me dijo: –En cuanto a Venezuela, es fácil decirlo: fue en diciembre de 1998, cuando el país deci- dió voluntariamente votar por un militar que había salido a la palestra pública dando un golpe de estado y asesi- nando gente. Fue un suicidio.
La teoría del suicidio es de su colega y paisano Juan Carlos Chirinos, que añade:
–No es chiste: me sumo de verdad a lo que él dice: si hay que tomar un momento es ese en el que depositaron el voto en la urna y se suicida- ron, o nos suicidamos con este loco que destruyó el país definitivamente. Pode- mos tomar otros momentos, pero este que dice Rodrigo es el instante, la foto.
La literatura hispanoameri- cana lleva años respondién- dose esa pregunta que, para la historia de la novela, inau- guró Mario Vargas Llosa en Conversación en La Catedral. Ahora ha flotado junto a él en la atmósfera rabiosamente hispanoamericana y literaria que se animó en Los Llanos de Aridane, en la isla canaria de La Palma.
Juan Cruz Ruiz es narrador y periodista, autor de Egos re- vueltos, entre otros. Pertene- ció a la dirección de la editorial Santillana y es direc- tor adjunto del diario El País.
 18 El Directorio Comercial Latino de Montreal
  Edición 846 - Del 24 al 30 de Octubre del 2019











































































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