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Reportaje
Los gobernantes chinos, sin preocupaciones por las inconve- niencias de las urnas electora- les, tienen temores mucho más grandes y profundos sobre lo que podría sacarles del poder. Las guerras, la hambruna y las enfermedades que hicieron tam- balear a las dinastías de antaño
les dejaron esa herencia: un gran sentido histórico del peligro de una crisis inesperada. También sabrán bien lo que Chernóbil supuso en cuanto a la legitimidad del gobernante Par- tido Comunista en la antigua URSS.
"Es imposible saber si la muerte de Li Wenliang servirá de catali- zador de algo mayor", me dice Jude Blanchette, experta en polí- tica china en el Centro de Estu- dios Estratégicos e Internacionales en Washington. "Pero la emoción en estado puro que surgió cuando salieron las noticias sobre su estado de salud evidencia el profundo nivel de frustración e ira que existe en el país".
desde que empezó la crisis-, se aventuró a reunirse con personal médico que trabaja luchando contra la epidemia, visitando un hospital y un centro de control del virus en Pekín.
que ha sido forzado a entrar en el sistema de cuarentena de Wuhan, en un intento de silen- ciarlo.
China y más allá de sus fronte- ras
China insiste en que es una lucha bien encaminada para ser ganada "con voluntad inque- brantable" y que se han apren- dido lecciones y se han identificado deficiencias en la "preparación" ante esta crisis. Las preguntas sobre los fallos sistémicos tras el desastre son desechadas como "prejuicios" extranjeros, como la maquinaria de propaganda suele actuar, desviando la narrativa y silen- ciando las críticas.
   En contraste, su primer ministro, Li Keqiang, ha sido enviado a la primera línea en Wuhan y nom- brado jefe del grupo de trabajo
Los líderes chinos ahora ven su destino ligado a los gráficos dia- rios de tasas de infección, que se publican ciudad por ciudad, provincia a provincia.
especial para combatir la epidemia.
Pese a que es común que el primer ministro sea el rostro confortador durante desastres natu- rales, algunos observa- dores ven otra razón por la que puede ser inteli- gente que se vea a Xi delegando.
Con la necesidad de intentar re- activar la economía -congelada ya casi una semana-, el país ha empezado una lenta vuelta al trabajo.
  Precisamente consciente del peso de la historia, el Partido Comunista ha convertido el obje- tivo de mantener el poder en su obsesión, y cuenta con un apa- rato de seguridad -más formida- ble que nunca- para ayudarle a hacerlo.
Videos de Chen y un compañero activista, Fang Bin, fueron am- pliamente compartidos, mos- trando no las filas de médicos-soldado patrióticos y
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10 El Directorio Comercial Latino de Montreal
"La ausencia de Xi de la crisis es otra demostración de que no li- dera tanto como ordena", apunta Blanchette. "Está claramente preocupado por si esta crisis le estalla en la cara, así que ha empujado a subordinados para que sean el rostro público de la respuesta del Partido Comu- nista".
Las estrictas medidas de cua- rentena seguirán aplicándose en las áreas más afectadas, pero los trabajadores de otras partes del país están volviendo poco a poco a las ciudades, con la tarea de controlar y gestionar sus mo- vimientos siendo ordenada a los comités vecinales locales.
Pero la devastadora escala y magnitud de la catástrofe de China que amenaza al mundo ha desvelado una cuestión im- portante: las miles de personas que han perdido a miembros de su familia, los millones que viven bajo cuarentena, y los trabajado- res y negocios que están car- gando con los costes financieros también se están haciendo las mismas preguntas.
 Ya hay signos de que se está in- crementando la censura de nuevo, con Xi ordenando a altos funcionarios que "refuercen el control sobre los medios en in- ternet".
Será un difícil acto de equilibrio. Un enfoque demasiado duro corre el riesgo de ahogar la acti- vidad empresarial, el comercio y el turismo en un ambiente con- sumidor ya sofocado por el miedo psicológico al contagio. Una estrategia demasiado suave y cualquiera de las numerosas posibles minas de infección, ahora dispersadas por el país, podría estallar en otra epidemia diferente.
En los bancos nevados del río Tonghui, el gran tributo a Li Wenliang permanece intacto. Cuando fuimos a verlo, algunos ciudadanos se estaban tomando fotos y hablando discretamente los unos con los otros.
Hace unos días, hablé por telé- fono con un abogado y bloguero, Chen Qiushi, que había viajado a Wuhan en un intento de difun- dir información independiente sobre la situación.
Ello requeriría acciones más duras, golpeando la confianza del público y prologando el cierre de fronteras internacional y las restricciones aéreas ya imple- mentadas a un tremendo coste económico.
Cómo el costo económico del coronavirus se expande en
Un coche de la policía se acercó lentamente.
Pronto, con la subida de las tem- peraturas, los caracteres se ha- brán esfumado.
  9388A Saint-Michel Montréal-Nord (514) 389-8989
 Durante las últimas décadas, este sistema ha probado ser só- lido, resistiendo a caos político, terremotos devastadores y de- sastres provocados por el hom- bre.
Pero una muestra que deja en- trever que el Partido es cons- ciente del gran riesgo actual se ve en el papel que está jugando el presidente de China, Xi Jin- ping.
Esta semana -por primera vez
la construcción de hospitales que llenan la cobertura de los medios oficiales sino salas de espera de hospitales hasta arriba y bolsas de cadáveres. Chen me dijo que no estaba seguro cuánto tiempo podría seguir haciendo lo que hacía. "La censura es muy estricta y las cuentas de las personas que comparten mi contenido están siendo cerradas", me dijo.
Chen lleva desaparecido desde entonces.
Sus amigos y familia creen
  Edición 862 - Del 13 al 19 de febrero del 2020































































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