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El mundo
Coronavirus | "¿El Chernóbil chino?": el virus que lo amenaza todo en el país asiático
En una fría mañana de Pekín, en un anodino tramo urbano del río Tonghui, se podía ver a una figura solitaria escribiendo ca- racteres chinos en la nieve.
El mensaje que iba tomando forma en el terraplén de hormi- gón se dirigía a un médico re- cientemente fallecido.
"¡Adiós, Li Wenliang!", se podía leer en el mensaje. La exclama- ción la hacía el autor con su pro- pio cuerpo tendido en la nieve. Cinco semanas antes de esta estampa, Li había sido repren- dido por la policía por tratar de advertir a sus compañeros médi- cos de los peligros de un nuevo y extraño virus que estaba afec- tando a pacientes en su hospi- tal, en Wuhan.
El propio médico acabó sucum- biendo a la extraña enfermedad y las fotografías del gélido tri- buto se extendieron rápido por internet en China, capturando en una imagen el trauma y la ira nacional.
Aún hay mucho que no sabe- mos sobre el covid-19, por lla- mar a la enfermedad causada
pie a una catástrofe humanita- ria y económica, llevándose por delante más de 1.000 vidas de ciudadanos chinos y decenas de miles de millones de yua- nes.
gran número de gente alrededor del mundo.
La pequeña proporción que muere de los muchos, muchos millones que se contagian cada año aún se sitúa en los cientos de miles: una tragedia individual, un serio problema de salud co- lectivo.
8 El Directorio Comercial Latino de Montreal
por el virus con su nombre ofi- cial.
Antes de que el virus pegara su fatal salto entre especies para infectar al primer humano, es muy probable que estuviera es- condido en un animal aún por identificar. Se cree que ese ani- mal, probablemente infectado después de que el virus diera otro salto zoológico desde un murciélago, se encontraba en un mercado de Wuhan, en el que se comerciaba ilegalmente con animales silvestres.
El riesgo para la élite gober- nante es evidente.
Se nota en su respuesta, orde- nando la entrada en acción de los militares, de los medios y
Pero una nueva estimación apunta que podría ser aun más mortífero, provocando la muerte de hasta un 1% de las personas que se infectan.
Desde la perspectiva de un solo individuo, el riesgo sigue siendo menor, aunque cabe señalar que esas estimaciones son una media: igual que la gripe, los riesgos son mayores entre las personas mayores y aquellos que ya tienen otras dolencias.
Más allá de eso, los científicos que tratan de trazar su mortífera trayectoria desde el origen hasta la actual epidemia poco pueden afirmar con certeza.
Alrededor del mundo, la gente no parece tener claro cómo res- ponder al pequeño número de casos detectados en sus propios países. La actitud del público varía entre el pánico -instigado por las fotografías del personal médico en trajes de materiales peligrosos- y la complacencia, motivada por los titulares que sugieren que el riesgo no es mayor que el de una gripe.
Las pruebas que llegan desde China sugieren que ambas res- puestas son erróneas. La gripe estacional puede tener una tasa de mortalidad baja, medida en fracciones de un 1%, pero es un problema porque afecta a un
Pero mientras continúan con su urgente y vital trabajo para de- terminar la rapidez a la que se propaga y el riesgo que supone, hay algo de lo que no cabe duda: a un mes de su descubri- miento, covid-19 ha sacudido la sociedad y política china.
Pese a estos esfuerzos, muchos han tenido dificultades para en- contrar tratamiento, con noticias sobre personas que han falle- cido en sus casas y que no for- man parte de las cifras oficiales. Por otro lado, lo ocurrido su-
Esa minúscula pieza de material genético, que se mide en diez- milésimas de milímetro, ha dado
Ha puesto en cuarentena ciu- dades enteras, encerrando a un estimado de 70 millones de residentes, bloqueando cone- xiones de transporte y restrin- giendo su habilidad para salir de sus casas. Y ha revelado los límites de un sistema político para el que el control social es el máximo valor, rompiendo sus rígidas capas de censura con un tsunami de dolor y furia.
Las estimaciones iniciales suge- rían que el nuevo virus puede ser tan mortífero como la gripe; por ello precisamente se están poniendo tantos esfuerzos en detener su propagación, para evitar así que se convierta en otra pandemia.
de todos los nive- les de go- bierno desde la cúspide hasta los comités de las localidades más pequeñas.
Las consecuencias ahora de- penden totalmente de las pre- guntas a las que nadie tiene respuesta: ¿puede el gobierno conseguir la compleja tarea de controlar una desbocada epide- mia? Y si es así, ¿cuánto tiempo le llevará hacerlo?
Pero la experiencia de China en esta epidemia demuestra dos cosas.
Por un lado, ofrece una aterra- dora mirada a los potenciales efectos en el sistema sanitario de un aumento de las infeccio- nes de este tipo de virus en grandes focos poblacionales: dos nuevo hospitales tuvieron que construirse en Wuhan en cuestión de días, con camas para 2.600 pacientes, y hoteles y estadios gigantes están siendo usados como centros de cuaren- tena, para casi 10.000 afectados más.
Edición 862 - Del 13 al 19 de febrero del 2020