Page 12 - Edicion 851 El Directorio
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Reportaje
Por qué tantos rechazan la libertad y ansían
ardientemente la esclavitud
Las amenazas a la libertad del hombre en sociedad son amenazas a la existencia misma de la civilización y, por consecuencia, de la pro-
ración de la muerte.
Me referiré esta vez casi ex- clusivamente al primero. Buen punto de inicio, pues vano sería considerar la li-
urgencia nace del hecho que entre las mayores amenazas a la libertad en nuestro tiempo, destaquen los erro- res y confusiones de sus
mos la única posible –como dan por descontado quienes buscan imponer su monopo- lio ético– sino la que mejor se ajustase al ideal liberal
pia especie humana
En medio de una orgía de resentida destrucción que con criminal complacencia justifican por igual tontos úti- les e intelectuales compro- metidos –admirados de la capacidad destructiva que tras décadas de esfuerzos por infantilizar a un par de generaciones hiperemocio- nales, habían finalmente creado– tenemos dos pro- blemas de fondo:
El rechazo a la libertad y responsabilidad que termina en la adoración de la escla- vitud.
La atracción por la destruc- ción que termina en la ado-
bertad en un sentido metafí- sico último, sin antes tratar las urgentes amenazas a la libertad del hombre como ser social. Inútil sería con- centrarnos en las confusio- nes de quienes se empeñan en definir la libertad como poder ante la naturaleza de la realidad misma para defi- nirla, a priori, como un impo- sible en la realidad. Hablamos de amenazas a la libertad del hombre en socie- dad que son, a su vez, ame- nazas a la existencia misma de la civilización y, por con- secuencia, de la propia es- pecie humana.
Además de circunstancia, de suyo urgente, un sentido de
más convencidos defenso- res; y no por la diversidad de opiniones, o el diferenciado acento que cada cual ponga y proponga en ciertos aspec- tos; sino a claros pero inad- vertidos errores de hecho en influyentes pensadores libe- rales. Y consecuentemente, en la mayoría de los, al final pocos, que como tales nos identifiquemos.
La apropiación de la ética por la intelectualidad izquier- dista –señalada acertada- mente por Armando Rivas– se completa en la medida que los liberales compartan, consciente o inconsciente- mente, precisamente esa ética como si fuera, no diga-
justicia, aunque es la más le- jana de aquél. El error de compartirla no está tanto en que sea el soporte moral del socialismo, pudiera esté úl- timo, desde una premisa moral cierta torcer su razo- namiento hacia conclusiones éticas falsas –o alcanzar conclusiones veraces par- tiendo de premisas falsas– sino porque está construida sobre un error de hecho y en tal sentido es, a todo evento, sencillamente impracticable.
La ética del individual perjui- cio auto-infligido en favor del colectivo bien ajeno es el sustento del socialismo en sentido amplio, rechácese tal ética y no le quedará al
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Edición 851 - Del 28 de noviembre al 4 de diciembre del 2019