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desde el siglo
XVII para producir
mayormente plata,
contenía enormes
reservas de cobre
en su profundidad,
al punto que en su
número del 22 de junio
de 1885, The New
York Times mencionó
que las minas de
Cerro de Pasco eran
“probablemente las
más ricas y extensas
en el mundo.” Esta
MARIANO DE RIVERO Y USTARIZ – evolución hizo que el
Primer Geocientífico peruano
auge internacional del
cobre compensase
el declive de la plata.
Es así que el Perú
se convirtió progresivamente en un
importante productor de cobre (siendo
hoy en día el segundo productor mundial
de ambos metales).
Desde inicios del siglo XIX, el territorio
peruano fue explorado en una perspectiva
científica por una serie de naturalistas.
El primero de ellos, Alexander von
Humboldt (1769-1859), oriundo de
Prusia (hoy parte de Alemania), visitó
el Perú en 1802, y, dos décadas más
tarde, fue el mentor y amigo del
primer verdadero geólogo peruano, el
arequipeño Mariano de Rivero y Ustáriz
(1798-1857), quien desempeñó en el
Perú cargos importantes de índoles
científica, administrativa y política a
partir de 1826.
Entre los científicos que recorrieron el
Perú durante el siglo XIX, se considera
unánimemente a Antonio Raimondi
(1826-1890) como la figura más
prominente y talentosa; oriundo de
Italia, llegó al Perú el 28 de julio de 1850
y durante las décadas siguientes viajó
extensamente por todo el país durante un
total combinado de 18 años, dedicándose
a observar, inventariar y clasificar los
tesoros naturales de su patria adoptiva.
Dejó una obra monumental repleta de
descripciones detalladas de su geografía
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La Oroya -1927
y recursos, que incluyen en particular
las de minas activas y abandonadas
conocidas en su tiempo. Raimondi
y otros exploradores científicos
iluminaron así el camino que condujo
al desarrollo de la minería en el Perú
durante el siglo XX.
Desde la presidencia de Simón
Bolívar, varios gobiernos peruanos
habían contribuido a la construcción
de instituciones estatales dedicadas
a formar ingenieros en general,
y de minas en particular. Este
proceso culminó en 1876 con la
fundación de la Escuela Especial
de Ingenieros de Construcciones
Civiles y de Minas – en breve: la
Escuela de Ingenieros (la cual se
volvió Universidad Nacional de
Ingeniería [UNI] en 1955). Durante
las décadas siguientes, los estudiantes
de la Escuela de Ingenieros se
dedicaron en su mayoría a la ingeniería
de minas y geología.
Por otra parte, la promulgación
del Código de Minería de 1900 fue
seguida en 1902 por la creación del
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se concretó por la creación en 1902 de
Cuerpo de Ingenieros de Minas,
que dependía del Ministerio de
Fomento y contrató muchos de
estos ingenieros. Este cuerpo estatal
es el principal ancestro del actual
Instituto Geológico, Minero y
Metalúrgico (INGEMMET), cuya
creación en 1978 remató la fusión de
varias instituciones desde 1951.
En los primeros años del siglo XX,
la valorización del cobre a nivel
internacional, la promulgación del
atractivo Código de Minería, la
capacitación creciente de numerosos
profesionales peruanos, y la
estabilidad generada en particular
por la adopción del patrón oro,
formaban una conjunción de
condiciones favorables que resultaron
en un notable boom minero. Éste se
acompañó además de la construcción
de numerosas fundiciones, las cuales
estimularon a su vez la minería de
carbón.
En particular, las nuevas riquezas
comprobadas en Cerro de Pasco
atrajeron la inversión extranjera, la cual
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la Cerro de Pasco Mining Company.
Esta compañía minera se volvería la
Cerro de Pasco Copper Corporation,
al absorber otras empresas durante las
dos décadas posteriores, convirtiéndose
en el mayor inversor estadounidense de
cobre en Sudamérica, durante los tres
primeros cuartos del siglo XX – hasta
que fuese expropiada en 1974 por el
“Gobierno Revolucionario de la Fuerza
Armada”. En 2017, el Ing. Sotomarino,
entrevistado por PeruMin 33, recordó
que “la Cerro de Pasco fue la gran
universidad minera del Perú, la escuela
de mineros, metalurgistas, y geólogos.”
El Perú se benefició de sus exportaciones
mineras durante la Primera Guerra
Mundial y la década siguiente, durante
la cual la producción, mayormente de
cobre, plata y oro, se diversificó para
incluir mayores cantidades de plomo
y zinc. La actividad minera fue sin
embargo duramente golpeada por la
Gran Depresión que azotó la economía
mundial a partir de 1929. La recuperación
fue paulatina a partir de 1933/1934,
y se acompañó de la producción y
exportación de metales no tradicionales
como bismuto, antimonio, tungsteno,
molibdeno, y vanadio (del cual el Perú se
volvió en pocos años el primer productor
mundial de esa época).
Las diversas y numerosas medidas
tomadas por los gobiernos peruanos
para mitigar los daños sufridos por la
industria minera a causa de la Gran
Depresión, modificaron progresivamente
el espíritu del Código de Minería de
1900, y terminaron por establecer un
sistema complejo y a veces arbitrario
que llegó a trabar la minería durante la
segunda mitad de los años 1940, pese a
un mercado internacional favorable.
Esta situación condujo el gobierno del
Presidente Odría a promulgar, en 1950
un nuevo Código de Minería, que a su
vez tuvo un marcado efecto estimulante
para las actividades e inversiones
mineras durante las dos décadas
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