Page 26 - carlos llerasl
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trodujeron súbitamente al suyo, apacible y

                  tranquilo en los días de Eisenhower. Tam-
                  poco supo el veterano soldado de la guerra

                  de Europa que decisiones de su Gobierno

                  podrían iniciar ese desastre nacional, cuan-

                  do se enviara a jóvenes a pervertirse en la In-
                  dochina. De todas maneras algo anda mal,

                  pero no por la Colombian Connection, que

                  sería otro caso de un país pervertido por la

                  mafia de las drogas, y no, súbitamente, un
                  maes tro  de  corrupción  internacional.  La

                  coca, que solía mas ticar una minoría indí-

                  gena en nuestras montañas aisla das, se con-

                  virtió en un artículo de lujo gracias a la polí-
                  tica del Gobierno norteamericano. Poco tu-

                  vimos que ver con ella, ni en sus orígenes, ni

                  en sus fatales resultados. Pero ahora somos

                  “The Colombian Connection”.






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