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olvidables  caminatas,  contemplando  el  paisa-

               je sabanero, que tanto quería, o en paseos en
               bicicleta, su deporte preferido. En el encanto

               de esta vida bucólica, aparentemente tranqui-

               la, pero de activa participación en el análisis de

               los grandes problemas nacionales e internacio-
               nales, se extinguió la vida de este gran estadis-

               ta, inspirador de cambios profundos, aparente-

               mente impensables entre nosotros, pero que él

               hizo realidad.




























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