Page 83 - carlos llerasl
P. 83

bre de acción, a través de una doctrina. Nunca

               se ciñó al pragmatismo, que desconoce princi-
               pios, arrasa con conductas morales, cede o ne-

               gocia la ley, se somete al fuerte, aun cuando su

               poderío nazca del crimen. Conceptuó que las

               colectividades partidistas reciben la personería
               del pueblo. Deben de estar al servicio de éste.

               No pueden intentar ser sus amos. “Es que los

               partidos forzosamente canalizan y defienden la

               división inexorable del pensamiento, y sólo así,
               conservándola, dan aire y alimento a la llama de

               la libertad”. Con una tarea esencial, como es la

               de que sus ideas, y los actos u obras que éstas

               determinan, convenzan a los enemigos.
                     Además, al partido no lo debe dirigir ni

               una élite de notables, ni un “prócer iluminado

               y despótico”. Su función es servirle a todos y

               que, igualmente, todos le puedan colaborar en
               su dirección. Que no haya abuso ni de la inteli-




               82
   78   79   80   81   82   83   84   85   86   87   88