Page 85 - carlos llerasl
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ños muy sensibles a la orientación de la opinión

               pública: el afán de informar, sin criterio; la de-
               liberada intención de que la “imagen” —que es

               aparecer— arrase con la demanda de las ideas

               y de los principios éticos que debe exigírsele al

               protagonista; un cúmulo de noticias que impi-
               de al lector, al escucha o al televidente, razonar

               sobre ninguna de ellas; el ceder ante las presio-

               nes criminales del terrorismo, la delincuencia

               organizada, la guerrilla o los poderes económi-
               cos que abastecen de avisos, quiebra el razona-

               miento ordenado y lógico sobre el país. Condu-

               ce a un pragmatismo que puede llegar a envile-

               cer ese nobilísimo oficio.



               El Parlamento

                     Sus consideraciones en torno al Congreso

               coincidían con las de los grandes teóricos de la
               democracia: indispensable, se le debe fortale-




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