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cia se hizo a un lado, y no de cualquier manera:
abandonó todo negocio o asunto de su oficio
de comerciante que tuviera que ver, directa o
indirectamente, con el Gobierno”. ¡Qué ense-
ñanza en el comportamiento! Porque la ma-
yoría lo que anhela es la cercanía a la amistad
de los gobernantes para medrar, usufructuar.
Por eso Lleras rememora que “de su intimi-
dad conmigo no obtuvo, y no buscó provecho
alguno, ni siquiera mínimo, ni se jactó ante na-
die de una amistad que todos conocían y que
él no recordaba jamás”. Esta nota se podría
asimilar a uno de los consejos del príncipe a
los ciudadanos para que se acerquen a la amis-
tad de éste con el limpio ademán de no que-
rer romper ninguna de las reglas del decoro
y de la extrema corrección en la cercanía a la
administración. Es otra de las calidades de su
escritura: la de dar lecciones; indicar compor-
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