Page 23 - Revista Voces de Acosta 2021
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numerosos turistas extranjeros, las
autoridades militares prohibieron
por completo su difusión para evitar
una “mala imagen” frente a los
visitantes. Los llamados bailes,
sufrieron los acosos de los
uniformados, que en numerosos
casos llevaron adelante razzias, con
decenas de bailarines detenidos e
incluso cantantes. Entonces
comenzó a gestarse un modo de
cuarteto con letras testimoniales que
remarcaban esa identidad popular y
esa resistencia a puro baile,
corporizado principalmente en la
“Mona Jiménez”. El fenómeno creció
de todos modos y, con el regreso de
la democracia, la estigmatización
empezó a ceder, aunque lentamente.
Hasta que al final de los años 80'
(1988), sucedió el episodio de la
presentación de la “Mona Jiménez”
en el festival de Cosquín, que se
empaño por incidentes, pero que
logro llamar la atención de todo el
país, especialmente de Buenos Aires.
A partir de allí, también otros
sectores cordobeses comenzaron a
incorporar el ritmo a sus momentos
bailables. Así, reconocido por
propios y extraños como un símbolo
de identidad cordobesa, el género
convive en la mayoría de los ámbitos
y ha sido destacado y reconocido por
los gobiernos provinciales del siglo
XXI.
Nota realizada por Silvana Albarracín Ortiz-3°B