Page 19 - Revista Voces de Acosta 2021
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poemas de blanca enmarcados y bien
cuidados. Pero quizás, lo que más me
impactó fue ver el maletín que utilizaba
Malanca, el maletín que llevaba hasta el
día que falleció, todavía con tubos de
pintura, los pinceles y la paleta que
utilizaba para hacer la mezcla de colores
que luego terminaban siendo obras de
arte. Anita lo guarda con recelo en un
rinconcito de la biblioteca, lejos de la
vista de los visitantes, pero que sacó a
pedido de don José.
Otra de las cosas que merecen la pena
ser nombradas son unos pequeños
cuadritos hechos con pedacitos de tela y
restos de pintura que Malanca hacía y
regalaba a su familia, y a los que él
Ana y José son dos personas mayores mismo llamaba “Manchitas”. Esos
pero con una vitalidad envidiable, en pequeños cuadritos no eran para
nuestra visita los dos estuvieron exponer, no eran para la venta, eran para
predispuestos a enseñarnos toda la demostrarles amor a su esposa e hijas.
historia que guardan las paredes de su Una de mis compañeras le preguntó a
casa, quizás quedada en el tiempo, allí
no se ve tecnología, allí se ve historia en
cada rincón, como por ejemplo los
muebles construidos por las propias
manos de Malanca, una hermosa
escalera que te lleva al segundo piso
donde alguna vez fue el taller del pintor
que utilizaba para darle los retoques y
terminaciones a sus cuadros, ya que su
inspiración estaba en la naturaleza.
Los cuadros de Malanca no se
encuentran en el lugar por razones de
seguridad, pero si están los atriles y
caballetes que utilizó para crear sus
obras, una pequeña colección de discos
de pasta con sus respectivas tapas, unos
cuantos libros y en las paredes objetos
representativos del Perú, de donde era
su esposa, también se pueden ver varios