Page 9 - Muestra Tan bueno como el pan
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David Franco
Esa vista resultó siendo un presagio. Un anuncio del trabajo que el entusiasta padre
Pane desarrollaría en los años siguientes. En esa imagen estaban Lima y el Callao, las dos
localidades a las que dedicó sus 32 años de misionero en el Perú. Pero también estaban las
iglesias y sus torres. En ese momento, él no lo sabía, pero Pane se inmortalizaría como el
constructor de una gran basílica, cuya torre sería la más grande que la ciudad había visto
hasta entonces, en todos sus siglos de historia.
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