Page 5 - Guia 5 años
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un desarrollo integral saludable. Los vínculos afectivos proporcionan un sentido de
seguridad que favorece el aprendizaje emocional y la regulación de las emociones a medida
que los estudiantes crecen.
Por ello, la educación emocional es fundamental desde los primeros años, ya que permite
a los estudiantes vivir experiencias que validan sus emociones. Les ayuda a identificarlas,
nombrarlas y dialogar sobre lo que sienten. Además, les enseña a poner límites, expresarse
de manera asertiva sin dañar las relaciones con los demás, quererse, aceptarse y respetar
a los otros. Todo esto contribuye al desarrollo de habilidades para tomar decisiones y
resolver conflictos de manera efectiva.
ALEGRIA
La alegría es una de las emociones más fáciles de reconocer, se expresa con el cuerpo,
gestos del rostro como risas y una actitud positiva. Los estudiantes identifican esta emoción
cuando experimentan momentos agradables, felices, como jugar con amigos, participar en
actividades, recibir cariño. La alegría fomenta la motivación y el deseo de aprender.
TRISTEZA
La tristeza es una emoción natural que los estudiantes experimentan cuando algo no sale
como ellos esperan o se ven afectados por circunstancias que los entristecen. A esta edad,
comienzan a entender que está bien sentirse tristes y que es importante compartir esos
sentimientos. Ayudarlos a reconocerla, a poner en palabras lo que sienten y darles un
espacio seguro para expresarse, es crucial para que aprendan a gestionarla de forma
saludable.
MIEDO
El miedo es una emoción común en la infancia, especialmente cuando los estudiantes se
enfrentan a lo desconocido, a situaciones nuevas o aquellas que no comprenden, como por
ejemplo la oscuridad. Es fundamental crear un ambiente seguro donde los estudiantes
puedan hablar sobre sus miedos y aprender a afrontarlos con calma y apoyo. Esto también
los ayuda a ser cautelosos y a manejar situaciones, de manera que no limiten su curiosidad
y su capacidad de aprender.
SORPRESA/ASOMBRO
La sorpresa es una emoción que surge cuando los estudiantes se encuentran con algo
inesperado o repentino. Es común que se sorprendan por algo nuevo, imprevisto o fuera
de lo habitual. Esta emoción es breve y a menudo antecede a otras, como la alegría, miedo,
tristeza, dependiendo del suceso al que se enfrenten y que permite captar la atención de
inmediato. La sorpresa precede al asombro, que es una emoción más intensa y duradera
que implica admiración hacia algo extraordinario. Por su capacidad para generar curiosidad
e interés, la sorpresa puede ser una excelente herramienta para captar la atención infantil
y motivar el aprendizaje.
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