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Mi cuerpo es templo de Dios
Tema 13
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Concurso de canto
El profesor César organizó un concurso de canto, por dúos o
tríos, según las afinidades. Cada grupo podía escoger su propio
Ingenuo es tema a representar y hacerlo con la mayor creatividad posible.
un adjetivo Claro está, me puse de acuerdo con mi amigo Déreck para tal
que se utiliza cometido, pero se nos unió Néstor.
Llegado el día de presentar los temas, en trío cantamos “Un
para calificar millón de amigos” y, además de los aplausos, recibimos una
al individuo excelente calificación. Recuerdo que Luciana y Rebeca cantaron
inocente o en dúo el Himno de la alegría y obtuvieron similar resultado.
crédulo Fabiana, Galilea y Doménico cantaron en trío “Flor sin retoño”
y también fueron premiados con aplausos y una excelente
nota, si bien Doménico por algunos momentos desentonaba.
Y así sucesivamente, dúos y tríos mostraban su creatividad y
sus melodiosas voces. Pero algo curioso sucedió con el trío
conformado por Pedro, Giuliana y Andrea. No por malicia y sí por
ingenuidad propia de la edad, entonaron un canto con una letra
no apropiada para niños, una letra con marcadas
connotaciones sensuales que hicieron sonrojar de
vergüenza a todos nosotros, incluido el profesor.
Cuando terminaron de cantar, no hubo aplausos,
A,B,C pero sí muchas miradas de desconcierto. El
Ingenuo profesor César, con excelente tino, no descalificó
Que actúa sin el esfuerzo realizado por estos compañeros y, tras
destacar el valor de la música y del canto, les sugirió
malicia o que preparar otro tema para una próxima oportunidad.
no tiene picar- Enseguida nos instruyó sobre algo que consideró
día para per- muy oportuno, aunque también el padre Juan lo haría en un tema
cibir segundas posterior de la catequesis de los sábados. Nos dijo el profesor:
Semanas atrás les hablé del sexto mandamiento de la ley de
intenciones. Dios y de la importancia de cuidar la virtud de la castidad. Pero
existe un noveno mandamiento que va todavía mucho más a
fondo y dice: “No consentirás pensamientos ni deseos impuros”.
Es decir, no basta con evitar acciones impuras, sino que también es
necesario cuidar los deseos y los pensamientos, que fácilmente nos
pueden inducir a pecar.
continúa
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