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Juzgar
Un profeta
Expusieron haciendo una mezcla de danza y declamación. Inició no tenía un
Luciana.
- Soy Isaías, ni nombre significa “Yahvé es salvación”, y he linaje heredi-
sido profeta de Judá, desarrollando mi actividad sobre todo tario, sino que
durante los reinados de Ajaz y de Ezequías, hacia el 736-687 a.C. era llamado
Había sido testigo de la ruina del reino del Norte, destruido por directamen-
los asirios en el año 721 a.C., de allí que el centro de mi prédica
consistió en anunciar que el pueblo debía conducirse y obrar te por Dios a
de forma que imitase la santidad de Dios. Critiqué con ironía las diferencia de
costumbres judías, impregnadas de ideas paganas, y rechacé la los sacerdotes
propuesta de una alianza con reyes extranjeros, pues esto sólo
traería idolatría y haría perder la confianza en Dios. Anuncié que que en Israel
quienes acepten las exigencias de Yahvé verían realizado el reino era una clase
futuro, a cuya cabeza estaría el Mesías rey, el Emmanuel (Dios con hereditaria.
nosotros), descendiente del rey David. Mi libro es muy extenso y Algunos pro-
los estudiosos afirman que en él intervinieron hasta tres personajes
distintos, que escribieron en diferentes épocas. No se asusten, pero fetas fueron
morí aserrado por la mitad a manos de los verdugos del impío rey pastores, otros
Manasés, pero contento de haber servido a Dios. Mis restos fueron de la realiza e
transportados a Constantinopla. incluso algu-
- Nos ubicamos en el siglo Vi a. C. Después de que el rey Josías
empezó a destruir del país los ídolos, Yahvé me dirigió la palabra. no fue sacer-
Yo era apenas un muchacho, me llamaba Jeremías. Dios me dijo dote.
que me conocía desde antes de que me formara en el vientre de
mi madre y que me había escogido para ser su profeta. Yo sentí
miedo y traté de decirle que no, que me sentía muy joven para
eso, pero Él insistió y me dijo que no tuviera miedo, que Él mismo
pondría su palabra en mi boca. Y así, casi sin pensarlo, un día me
convertí en profeta de Dios. Pedí a los israelitas que dejasen atrás
la idolatría, pero fueron muchos los que no me hicieron caso y Arte y
hasta se rieron de mí. Pasaron los años. Josías murió, y tres meses Cultura
después su hijo Joaquim llegó a ser rey. Anuncié al pueblo lo que En las pinturas
no quería oír: “Jerusalén será destruida si ustedes no cambian”. Los
sacerdotes me echaron mano y gritaron: “Jeremías debe morir; ha de la famosa
hablado contra nuestra ciudad”. Me armé de Capilla Sixtina
valor e insistí; “Yahvé me envió a hablarles (Vaticano), he-
estas cosas. Si no cambian su idolatría y su chas por Miguel
falsa piedad, Él destruirá a Jerusalén. Pero
pueden estar seguros de esto: Si me matan, Ángel entre
matarán a un hombre que no ha hecho nada 1508 y 1512,
malo”. Los príncipes me dejaron vivir, pero los profetas tie-
la gente israelita no cambió de hacer malas
obras. Fui encarcelado. Sobre la cima de nen un puesto
Jerusalén estaba el templo y el palacio real. principal.
El pueblo creía que la presencia de Dios en
el templo y la del rey en el palacio hacían
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