Page 30 - tan bueno como el pan
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En Lima con el padre Riccardi
os salesianos y las hijas de María Auxiliadora llegaron al Perú el 28 de setiembre de
1891. Tas desembarcar, el padre Pane, su superior el padre Riccardi, junto a los dos
Lsalesianos y nueve salesianas tomaron el ferrocarril inglés que unía el Callao con
Lima.
El tren siguió por los alrededores del Castillo del Real Felipe, enrumbó por lo que hoy es
la avenida Colonial (en esa época llena de campos de cultivo), pasó por las actuales calles
Zorritos y Quilca hasta llegar a la Estación San Juan de Dios, ubicada por la Plaza San
Martín (que por entonces aún no existía). Al bajar del tren, pusieron sus pies por primera
vez en Lima, la capital del Perú.
Desde la estación del tren, Pane y los demás acompañaron a las Salesianas en calesas
jaladas por caballos hasta el Convento de Santa Teresa (que se ubicaba cerca al actual
Parque Universitario), donde las Hermanas de la Caridad se alojarían hasta que estuviese
listo el Instituto Sevilla. A los Salesianos los hospedaron los Padres Lazaristas, también de
manera provisional.
Lima era una ciudad mucho, pero mucho más pequeña que hoy. Abarcaba solo lo que
es el Centro Histórico y nada más. La gran mayoría de nuestros distritos actuales eran
huertas y haciendas que rodeaban de un verdor campestre a la ciudad.
Si hoy Lima tiene diez millones de habitantes, en esa época no tenía, siquiera, un
millón. A las justas llegaba a los cien mil (o sea, cien veces menos que hoy). Con sus
calles empedradas, acequias atravesando la vía pública y sus típicas casonas virreinales
y republicanas con balcones de madera, era más parecida a un pintoresco pueblo grande
que a la capital de una gran república. Tenía la fama de haber sido, siglos antes, la cabeza
del virreinato más grande de Sudamérica. Pero los terremotos, la inestabilidad política, la
crisis económica y la dolorosa ocupación militar extranjera durante la guerra con Chile
(1879-1883) le habían hecho perder mucho de su antiguo esplendor.
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