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                    La vocación de Moisés                                    wLas objeciones de Moisés

                    Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Ma-  Moisés replicó a Dios:
                    dián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb,  —¿Quién soy yo para acudir al Faraón o para sacar a los israelitas
                    el monte de Dios. El ángel del Señor se le apareció en una llamarada  de Egipto?
                    entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.                                      Ex 3, 11
                    Moisés dijo:
                    —Voy a acercarme a mirar este espectáculo tan admirable: cómo  Moisés replicó a Dios:
                    es que no se quema la zarza.                             —Mira, yo iré a los israelitas y les diré: El Dios de sus padres me
                    Viendo el Señor que Moisés se acer-                      ha enviado a ustedes. Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué
                    caba a mirar, lo llamó desde la zarza:                   les respondo?
                    —Moisés, Moisés.                                                                                      Ex 3, 13
                    Respondió él:                                            Pero Moisés insistió al Señor:
                    —Aquí estoy.                                             —Yo no tengo facilidad de palabra, ni antes ni ahora que has ha-
                    Dijo Dios:
                    —No te acerques. Quítate las sanda-                      blado a tu siervo; soy torpe de boca y de lengua.
                    lias de los pies, pues el sitio que pisas                                                             Ex 4, 10
                    es terreno sagrado.                                      Insistió:
                    Y añadió:                                                —No, Señor; envía al que tengas que enviar.
                    —Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac,
                    el Dios de Jacob.                                                                                     Ex 4, 13
                    Moisés se tapó la cara temeroso de mirar a Dios.
                    El Señor le dijo:                                                                       z Unidad 2, pág. 28, act. 6
                    —He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas
                    contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Y he bajado
                    a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra para llevarlos a  La monarquía
                    una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel, el país de  Cuando Samuel llegó a viejo, nombró a sus hijos jueces de Israel.
                    los cananeos, hititas, amorreos, fereceos, heveos y jebuseos. La  El hijo mayor se llamaba Joel y el segundo, Abías; ejercían el cargo
                    queja de los israelitas ha llegado a mí, y he visto cómo los tiranizan  en Berseba. Pero no se comportaban como su padre; atentos solo
                    los egipcios. Y ahora, anda, que te envío al Faraón para que saques  al provecho propio, aceptaban sobornos y juzgaban contra justicia.
                    de Egipto a mi pueblo, a los israelitas.                 Entonces los concejales de Israel se reunieron y fueron a entrevis-
                    Moisés replicó a Dios:
                    —¿Quién soy yo para acudir al Faraón o para sacar a los israelitas  tarse con Samuel en Ramá. Le dijeron:
                                                                             —Mira, tú eres ya viejo y tus hijos no se comportan como tú. Nóm-
                    de Egipto?                                               branos un rey que nos gobierne, como se hace en todas las nacio-
                    Respondió Dios:                                          nes.
                    —Yo estoy contigo, y esta es la señal de que yo te envío: que  A Samuel le disgustó que le pidieran ser gobernados por un rey, y
                    cuando saques al pueblo de Egipto, daréis culto a Dios en esta
                    montaña.                                                 se puso a orar al Señor. El Señor le respondió:
                    Moisés replicó a Dios:                                   —Haz caso al pueblo en todo lo que te pida. No te rechazan a ti,
                    —Mira, yo iré a los israelitas y les diré: El Dios de sus padres me  sino a mí; no me quieren por rey. Como me trataron desde el día
                    ha enviado a ustedes. Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué  que los saqué de Egipto, abandonándome para servir a otros dio-
                    les respondo?                                            ses, así te tratan a ti. Hazles caso; pero adviérteles bien claro, ex-
                    Dios dijo a Moisés:                                      plícales los derechos del rey.
                    —«Soy el que soy.» Esto dirás a los israelitas: «Yo soy» me envía a  Samuel comunicó la palabra del Señor a la gente que le pedía un
                    ustedes.                                                 rey:
                    Dios añadió:                                             —Estos son los derechos del rey que los regirá: a sus hijos los lle-
                    —Esto dirás a los israelitas: El Señor Dios de sus padres, Dios de  vará para enrolarlos en destacamentos de carros y caballería y para
                    Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a ustedes. Este  que vayan delante de su carroza; los empleará como jefes y oficia-
                    es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en ge-  les en su ejército, como aradores de sus campos y segadores de
                    neración. Vete, reúne a las autoridades de Israel y diles: El Señor  su cosecha, como fabricantes de armamentos y de pertrechos
                    Dios de sus padres, de Abrahán, de Isaac y de Jacob, se me ha  para sus carros. A sus hijas se las llevará como perfumistas, coci-
                    aparecido y me ha dicho: Los tengo presentes y veo cómo los tra-  neras y reposteras. Sus campos, viñas y los mejores olivares se los
                    tan los egipcios. He decidido sacarlos de la opresión egipcia y ha-  quitará para dárselos a sus ministros. De su grano y sus viñas les
                    cerlos subir al país de los cananeos, hititas, amorreos, fereceos,  exigirá diezmos, para dárselos a sus funcionarios y ministros. A
                    heveos y jebuseos, a una tierra que mana leche y miel.   sus criados y criadas, sus mejores burros y bueyes se los llevará
                                                                             para usarlos en su hacienda. De sus rebaños les exigirá diezmos.
                                                               Ex 3, 1-17
                                                                             ¡Y ustedes mismos serán sus esclavos! Entonces gritarán contra
                                                  z Unidad 2, pág. 28, act. 5  el rey que eligieron, pero Dios no les responderá.
                                                                             El pueblo no quiso hacer caso a Samuel, e insistió:
                    El Edén                                                  —No importa. ¡Queremos un rey! Así seremos nosotros como los
                                                                             demás pueblos. Que nuestro rey nos gobierne y salga al frente de
                    En Edén nacía un río que regaba el parque y después se dividía en  nosotros a luchar en la guerra.
                    cuatro brazos: el primero se llama Pisón y rodea todo el territorio  Samuel oyó lo que pedía el pueblo y se lo comunicó al Señor. El
                    de Javilá, donde se da el oro; el oro del país es de calidad, y tam-  Señor le respondió:
                    bién se dan allí ámbar y ónice. El segundo río se llama Guijón, y  —Hazles caso y nómbrales un rey.
                    rodea toda la Nubia. El tercero se llama Tigris, y corre al este de  Entonces Samuel dijo a los israelitas:
                    Asiria. El cuarto es el Éufrates.                        —¡Cada uno a su pueblo!
                                                             Gn 2, 10-14                                              1 Sm 8, 1-22
                                                 z Unidad 2, pág. 35, act. 16                               z Unidad 2, pág. 29, act. 8



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