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Género epistolar                                         los demonios creen y tiemblan de miedo. ¿Quieres comprender,
                                                                       hombre necio, que la fe sin obras está inerte? Nuestro padre Abrahán
              Tíquico, querido hermano, fiel ministro y compañero de servicio del  ¿no hizo méritos con las obras, ofreciendo sobre el altar a su hijo
              Señor, te informará de todo lo mío; para eso te lo envío, para que  Isaac? Estás viendo que la fe operaba con las obras, y por las obras
              tengas noticias mías y para que te dé ánimos.Lo acompaña Onésimo,  la fe llegó a su perfección. Y se cumplió lo que dice la Escritura:
              hermano fiel y querido y uno de los nuestros. Ellos te informarán de  «Abrahán se fió de Dios y se le apuntó en su haber y se le llamó
              lo que pasa por aquí.                                    amigo de Dios». Ves que el hombre hace méritos con las obras y no
              Te saluda Aristarco, compañero mío de prisión, y Marcos, primo de  sólo con la fe. Lo mismo Rajab, la prostituta, ¿no hizo méritos con
              Bernabé (han recibido instrucciones acerca de él: recíbanlo si va por  las obras, acogiendo a los mensajeros y despidiéndolos por otro
              allá); también Jesús por sobrenombre Justo. De los judíos conversos  camino? Como el cuerpo sin el aliento está muerto, así está muerta
              ellos solos han trabajado conmigo por el reinado de Dios y me han  la fe sin obras.
              servido de alivio. Te saluda Epafras, uno de los nuestros, siervo de                              Sant 2, 14-26
              Cristo, que en sus oraciones pelea siempre por ustedes para que
              sean decididos y consumados en cumplir cuanto Dios quiere. De él  Género evangélico
              les garantizo que trabaja denodadamente por ustedes y por los de  Se reunió una gran multitud y se añadían los que iban acudiendo de
              Laodicea y Hierápolis. Te saludan Lucas, el médico querido, y Dimas.  una ciudad tras otra. Entonces les propuso una parábola:
              Saluden a los hermanos de Laodicea y a Ninfa y la comunidad que  –Salió el sembrador a sembrar la semilla. Al sembrar, unos granos
              se reúne en su casa. Cuando hayan leído esta carta, hagan que la  cayeron junto al camino; lo pisaron y los pájaros se los comieron.
              lean en la comunidad de Laodicea, y ustedes lean la de ellos. A Ar-  Otros cayeron sobre piedras; brotaron y se secaron por falta de hu-
              quipo díganle que procure cumplir con el ministerio que recibió del  medad. Otros cayeron entre cardos, y al crecer los cardos con ellos,
              Señor.                                                   los ahogaron. Otros cayeron en tierra fértil y dieron fruto centuplicado.
              La firma es de mi puño y letra: PABLO. Acuérdense de mi prisión.  Dicho esto, exclamó:
              La gracia esté con ustedes.                              –Quien tenga oídos que escuche.
                                                        Col 4, 7-18
                                                                       Los discípulos le preguntaron el sentido
                                                                       de la parábola, y él les respondió:
              De Pablo, prisionero por Cristo Jesús, y Timoteo a nuestro querido  –A ustedes se les concede conocer
              colaborador File món, junto con la hermana Apia y con Arjipo nuestro  los secretos del reinado de Dios; a los
              camarada, y la comunidad de tu casa: gracia y paz de parte de Dios  demás se les habla en parábolas, para
              nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Siempre que te recuerdo en  que viendo, no vean, y oyendo, no en-
              mis oraciones, doy gracias a Dios porque oigo hablar de tu fe y amor  tiendan. El sentido de la parábola es
              al Señor Jesús y a todos los consagrados. Que tu fe compartida sea  el siguiente: La semilla es la palabra
              eficaz para reconocer los bienes de toda clase que tenemos en el  de Dios. Lo que cayó junto al camino
              Mesías. Tu caridad me proporcionó gran alegría y consuelo, porque  son los que escuchan; pero enseguida viene el diablo y les arranca
              gracias a ti los consagrados serenan sus sentimientos. Por eso, aun-  del corazón la palabra, para que no crean y se salven. Lo que cayó
              que tengo plena libertad cristiana para ordenarte lo que es debido,  entre piedras son los que al escuchar acogen con gozo la palabra,
              prefiero apelar a tu amor. Yo, este anciano Pablo, y ahora prisionero  pero no echan raíces; ésos creen por un tiempo, pero al llegar la
              por Cristo Jesús, apelo a ti a favor de un hijo mío, que engendré en  prueba, se echan atrás. Lo que cayó entre cardos son los que es-
              la prisión: Onésimo, un tiempo sin provecho para ti, ahora de gran  cuchan; pero con las preocupaciones, la riqueza y los placeres de
              provecho para ti y para mí. Ahora te lo envío y con él mi corazón.  la vida se van ahogando y no maduran. Lo que cae en tierra fértil
              Habría querido retenerlo junto a mí, para que, en tu lugar, me sirviese  son los que con disposición excelente escuchan la palabra, la retienen
              en esta prisión que sufro por la buena noticia. Pero sin tu consen-  y dan fruto con perseverancia.
              timiento no quise hacer nada, para que tu buena acción no sea for-                                  Lc 8, 4-15
              zada, sino voluntaria. Quizá se alejó de ti por breve tiempo para que
              puedas recobrarlo definitivamente; y no ya como esclavo, sino mejor  Un día en que estaba enseñando asistían sentados unos fariseos y
              que esclavo: como hermano muy querido para mí y más aún para  jurisperitos que habían acudido de todas las aldeas de Galilea y
              ti, como hombre y como cristiano. Si te consideras compañero mío,  Judea y también de Jerusalén. Él poseía fuerza del Señor para curar.
              recíbelo como a mí; si te ofendió o te debe algo, apúntalo a mi cuenta.  Unos hombres, que llevaban en una camilla a un paralítico, intentaban
              Lo firmo de mi puño y letra: yo Pablo, te pagaré, para no decirte que  meterlo y colocarlo delante de Jesús. Al no hallar modo de meterlo,
              me debes tu persona. Sí, hermano, te lo suplico por el Señor: serena  a causa de la multitud, subieron a la azotea y, entre las baldosas, lo
              mis sentimientos cristianos.                             descolgaron con la camilla, en medio, delante de Jesús. Viendo su
              Te escribo fiado de tu disponibilidad: sé que harás más de lo que  fe, le dijo:
              pido. Otra cosa: prepárame hospedaje, pues, gracias a tus oraciones,  –Hombre, se te perdonan tus pecados.
              espero poder saludarles.                                 Los fariseos y los letrados se pusieron a discurrir:
              Te saludan Epafras, compañero de prisión por Cristo Jesús, Marcos,  –¿Quién es éste, que dice blasfemias? ¿Quién, fuera de Dios, puede
              Aristarco, Dimas y Lucas. La gracia del Señor Jesucristo esté con  perdonar pecados?
              tu espíritu. Amén.                                       Jesús, leyendo sus pensamientos, les respondió:
                                                              Flm      –¿Qué es más fácil? ¿Decir «se te perdonan los pecados» o decir
                                                                       «levántate y camina»? Pues para que sepan que este hombre tiene
              Hermanos míos, ¿de qué le sirve a uno alegar que tiene fe si no tiene  autoridad en la tierra para perdonar pecados –dijo al paralítico–, con-
              obras? ¿Podrá salvarlo la fe? Supongan que un hermano o hermana  tigo hablo: levántate, carga con la camilla y vete a casa.
              andan medio desnudos, faltos del sustento cotidiano, y uno de us-  Al instante se levantó delante de todos, cargó con lo que había sido
              tedes le dice: «vayan en paz, calientes y saciados»; pero no le da  su lecho, y se fue a casa dando gloria a Dios. El estupor se apoderó
              para las necesidades corporales, ¿de qué sirve? Lo mismo la fe que  de todos y daban gloria a Dios, sobrecogidos decían:
              no va acompañada de obras, está muerta del todo. Uno dirá: tú  –Hoy hemos visto cosas increíbles.
              tienes fe, yo tengo obras: muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré                             Lc 5, 17-26
              por las obras mi fe. ¿Tú crees que existe Dios? ¡Muy bien! También





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