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Colegio de Educación Especial “Nuestra Señora del Carmen” - ASPRONTE Nuestra Voz nº 49
El Corazón de la Educación Especial
A estas alturas y con mi experiencia profesional me atrevo a afirmar que la verdadera vocación de
los profesionales que trabajamos en la educación especial es una fuerza silenciosa y poderosa que
mueve montañas y transforma vidas. Nosotros y nosotras; educadores, terapeutas y asistentes no
solo vemos a nuestros alumnos y alumnas como individuos con necesidades especiales; los vemos
como seres humanos con un potencial único y valioso, dignos de todas las oportunidades para
aprender, crecer y brillar.
Trabajar con alumnos y alumnas autistas, con síndromes diferentes, con parálisis cerebral, con
trastornos graves de conducta, requiere más que conocimientos técnicos o estrategias pedagógicas;
requiere un compromiso profundo y una pasión genuina por la humanidad. No solo enseñamos a
nuestros alumnos y alumnas, sino que también aprendemos de ellos. Aprendemos sobre la
resiliencia, la paciencia y la infinita capacidad del espíritu humano para superar adversidades.
Después de casi 30 años de experiencia en la educación especial, estoy cansada de escuchar críticas
hacia estos colegios, hacia mi colegio. Es agotador ver como se malinterpreta el propósito y el
valor de los colegios de educación especial.
El trabajo en la educación especial es una lucha constante contra el escepticismo y la
incomprensión. La sociedad a menudo no ve el esfuerzo diario, las pequeñas victorias y los grandes
logros que se alcanzan en estos colegios.
Estos centros no son segregadores, son lugares donde profesionales dedicados y capacitados
trabajan incansablemente para ofrecer a cada alumno y alumna el apoyo personalizado que
necesita. Las críticas constantes no solo desvalorizan el arduo trabajo realizado, sino que también
ignoran los beneficios esenciales que estos colegios proporcionan. Pero nosotros, los profesionales
de la educación especial sabemos que cada progreso, por pequeño que sea, es un triunfo
monumental. Percibimos un gesto, el brillo en los ojos, una sonrisa… al lograr una meta que
parecía inalcanzable, y sabemos que nuestro trabajo tiene un impacto profundo.
En mi colegio, se cultiva un ambiente de aceptación y apoyo incondicional. Aquí, cada alumno es
valorado por quién es, no por lo que le falta. Los profesionales creamos estrategias personalizadas,
adaptamos métodos de enseñanza y encontramos formas creativas de conectar con cada alumno,
asegurándonos de que cada uno reciba la atención y el apoyo que necesita para prosperar.
dibujo de Nailí
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