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El Misterio de la Bendición de . . .                  209

            de parto;
               Porque más son los hijos de la desolada, que de la que
            tiene marido.
               Así que,  hermanos,  nosotros,  como Isaac, somos hijos
            de la promesa.
               Pero como entonces el que había nacido según la carne
            perseguía  al  que  había  nacido  según  el  Espíritu,  así
            también ahora.
               Mas ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y
            a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el
            hijo de la libre.
               De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava,
            sino de la libre ”.
               Y ahora, tenemos la Jerusalén celestial, que es la libre;
            la Jerusalén celestial es la libre, y a esa Jerusalén celestial
            es  a  la cual nosotros  pertenecemos  por medio  de  haber
            creído  en  Cristo  como  nuestro  Salvador,  haber  lavado
            nuestros pecados en Su Sangre, haber sido bautizados en
            Su Nombre, y haber recibido  Su Espíritu  Santo, y haber
            nacido de nuevo, y haber obtenido un cuerpo teofánico de
            la sexta dimensión; y por consiguiente hemos nacido como
            hijos de la Jerusalén celestial, que es la libre, juntamente
            con sus hijos, la cual está representada en Sara y en Su hijo
            Isaac.
               Y ahora, no heredará el hijo de la libre con el hijo de la
            esclava. La herencia que recibirá el hijo de la libre, el hijo
            de la Jerusalén celestial: será la herencia de los Cielos y de
            la Tierra.
               El pueblo hebreo recibirá una herencia terrenal; pero los
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