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264 Dr. William Soto Santiago
ganó, por ejemplo, Esaú naciendo primero: no estuvo
conforme, luchó hasta conseguirla, y pasar por los pasos
para ser restaurada esa bendición a Jacob. Y luego la
Escritura dice: “A Jacob amé y a Esaú aborrecí”. Ese es
Dios hablando.
Y ahora, vean ustedes que hay una lucha, Cristo siendo
el Primogénito tiene la Bendición de la Primogenitura y
todo lo que hay en esa bendición: el Reino de Dios con
todo lo que hay en el Reino de Dios. Esa es la lucha entre
Cristo y el diablo, porque el diablo quería esa Bendición de
la Primogenitura: él quería ser a la imagen y semejanza de
Dios (el diablo), él quería sentarse en el Cielo en el Trono
de Dios; pero al que le toca ese lugar es al Primogénito, el
hijo de Dios, y la Escritura dice de Jesucristo que es el
Primogénito y también dice que es el Unigénito.
Por lo tanto, siendo el Unigénito, entonces todos los
primogénitos de Dios vienen de Él, en Él fueron creadas
todas las cosas, en Él estábamos y de Él hemos venido; o
sea, hemos venido de Dios a través de Cristo, y Cristo es la
imagen y semejanza del Dios viviente; Cristo en Su cuerpo
angelical es la imagen, y Cristo en Su cuerpo físico es la
semejanza física de Dios.
Y el diablo quería esa bendición: él quería que la imagen
de Dios fuera el diablo, el cuerpo espiritual del diablo; y la
imagen física de Dios que fuera ¿quién? Judas Iscariote,
para sentarse en el Templo de Dios, en el Trono de Dios.
Luego, esa batalla ya fue ganada por Cristo, y ya hace
dos mil años está sentado en el Trono de Dios.
Pero la batalla por la primogenitura todavía no ha