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92 Dr. William Soto Santiago
decía a Jacob: “Suéltame, tengo que marcharme”. Y Jacob
le dice: “No te dejaré, no te soltaré, hasta que me
bendigas”.
Todo primogénito de Dios estará siempre luchando
con Dios para recibir la bendición de Dios: esa
Bendición de la Primogenitura que le corresponde; pero
todas las bendiciones de Dios tienen que ser luchadas.
Toda bendición divina que todo primogénito vaya a
recibir, él tiene que luchar con fe por esa bendición que
le corresponde, para Dios materializar, cumplir, esa
bendición, para Dios bendecir a todo primogénito con la
Bendición de la Primogenitura; y tiene que luchar con
fe, con fe real genuina, sin apartarse ni a diestra ni a
siniestra.
Ahí se hace la diferencia entre un primogénito escrito en
el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero, y una persona
que solamente entra a una religión o secta religiosa
buscando conocer un poco más acerca de Dios, y servir
mejor a Dios. Hay una diferencia muy grande.
La Bendición del Primogénito: siempre el
primogénito, todo primogénito de Dios, lucha hasta
obtener esa Bendición del Primogénito. No importa las
circunstancias que le rodeen a cada primogénito, él
tiene una meta. El camino es duro; y todos los escogidos,
los primogénitos, lo saben.
Y por esa causa, ninguna persona que no sea un
primogénito, logrará llegar a la Bendición del
Primogénito.
Es una bendición muy especial para un grupo de