Page 187 - mago de oz
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Alados y dijo al principio que se les deberían
atar las alas y arrojarlos al río, tal como ellos lo
habían hecho con Quelala. Pero mi abuelo rogó
con gran humildad que los perdonara, pues sabía
que los Monos se ahogarían en el río con las alas
atadas. Por su parte, Quelala intercedió en favor
de ellos, de modo que Gayelette les perdonó al
fin, con la condición de que los Monos Alados
deberían de allí en adelante obedecer por tres
veces al poseedor del Gorro de Oro. Este Gorro
se había confeccionado como regalo de bodas
para Quelala, y se comentaba que había costado
a la princesa un equivalente a la mitad de su
reino. Claro que mi abuelo y todos sus súbditos
accedieron sin vacilar, y es así como ocurre que
somos tres veces esclavos del poseedor del Gorro
de Oro, sea éste quien fuere.
—¿Y qué fue de ellos? —preguntó Dorothy,
que le había escuchado con profundo interés.
—Como Quelala fue el primer dueño del
Gorro de Oro —contestó el Mono—, también
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