Page 183 - mago de oz
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El Espantapájaros y el Leñador se asustaron un
poco al principio, porque recordaban lo mal que
los habían tratado antes los Monos Alados; pero
luego vieron que no pensaban hacerles daño, de
modo que se tranquilizaron y empezaron a gozar
del viaje y de la magnífica vista que se
presentaba ante sus ojos asombrados.
Dorothy se encontró viajando cómodamente
entre dos de los Monos más grandes, uno de
ellos el mismísimo Rey. Ambos habían formado
una sillita con los dedos entrelazados y la
llevaban con gran suavidad.
—¿Por qué tienen que obedecer a la magia del
Gorro de Oro? —preguntó ella.
—Es largo de contar —contestó el Rey, soltando
una risita—. Pero como el viaje también será
largo, ocuparé el tiempo en relatarte la historia si
así lo deseas.
—La escucharé con mucho gusto.
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