Page 250 - mago de oz
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—¡Por nada del mundo querría hacerte
desdichada! —exclamó Dorothy—. Así que me
limitaré a decirte adiós. —Adiós —contestó la
princesa.
Los cuatro amigos marcharon con gran
cuidado por el País de Porcelana. Los
diminutos animales y todos los pobladores se
apartaron a toda prisa de su camino, temerosos
de que aquellos forasteros los rompieran, y al
cabo de una hora o más, los viajeros llegaron al
límite de la región y se encontraron con otro
muro de porcelana.
Empero, éste no era tan elevado como el
primero y, parándose sobre el lomo del León,
todos pudieron llegar a lo alto de la pared.
Después el felino encogió sus patas y dio un
tremendo salto para salvar el obstáculo. Al
hacerlo, derribó con la cola una hermosa iglesia
de porcelana y la hizo pedazos.
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